En Cuba ya nada sorprende, pero algunas noticias parecen escritas por un guionista con exceso de ron y poca vergüenza. La última joya viene desde la Empresa Productora y Comercializadora de Glucosas, Almidón y Derivados del Maíz (GydeMa), esa misma que debería estar produciendo lo poco que endulza la vida del cubano… y que ahora, al parecer, endulza otra cosa: la maquinaria represiva.

Sí, en lugar de dedicarse a fabricar glucosa —que falta en hospitales, panaderías y hasta en las dietas de los niños—, GydeMa ha decidido que su prioridad es entrenar a sus trabajadores para “defender la Revolución”. Porque nada dice “empresa productiva” como empleados marchando en formación con un palo en la mano mientras el país se desmorona.

Según fuentes internas, estos entrenamientos se realizan con la asesoría de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y el objetivo no es mejorar la eficiencia industrial, sino preparar a los trabajadores para ser enviados a Venezuela en caso de conflicto o, en el peor de los delirios, para “defender el castrismo” ante una supuesta invasión estadounidense. En otras palabras, de operarios a milicianos; de procesar maíz a procesar consignas.

Mientras tanto, la economía cubana se hunde más rápido que una lancha de contrabandistas con sobrepeso. La escasez de alimentos, medicinas y energía es alarmante, pero los “empresarios revolucionarios” del clan Fraga-Castro prefieren invertir el tiempo y los pocos recursos en ejercicios de combate. Quizás creen que si el pueblo pasa hambre, al menos sabrá pelear por el derecho a seguir hambriento.

El sarcasmo se escribe solo: la Isla que no puede garantizar una libra de arroz por persona, ahora entrena a sus empleados para una guerra que nadie pidió. Y no contra el hambre, la miseria o la corrupción, sino contra fantasmas ideológicos que solo existen en los discursos.

GydeMa ya no fabrica glucosa, sino obediencia; no exporta almidón, sino adoctrinamiento. Y mientras los trabajadores sudan bajo el sol empuñando bastones, los jefes del partido brindan con whisky importado por la “preparación combativa del pueblo”.

Porque en la Cuba del 2025, la única industria que realmente funciona… es la del absurdo.

Del perfil de La Tijera

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