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De acusar a la ONU de inútil a suplicar su intervención: la paradoja cubano-venezolana para detener la presión militar estadounidense

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 19 de septiembre de 2025

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Los gobiernos de Cuba y Venezuela, que durante años han calificado a la Organización de Naciones Unidas (ONU) de ineficaz e incapaz de resolver los grandes conflictos del planeta, se encuentran hoy en una posición paradójica: imploran a ese mismo organismo que intervenga para detener el despliegue militar de Estados Unidos en el mar Caribe.

La petición de La Habana

El canciller cubano, Bruno Rodríguez, lanzó esta semana un llamado directo al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General de la ONU para frenar lo que calificó como una amenaza a la paz regional. En una conferencia de prensa en La Habana, el funcionario acusó a Washington de utilizar la lucha antidrogas como un “pretexto crudo y ridículo” para justificar una agresión militar.

“Estados Unidos es hoy el principal centro financiero y de lavado de activos del narcotráfico”, declaró Rodríguez, en un intento de dar la vuelta al discurso estadounidense que asocia al gobierno de Nicolás Maduro con el Cartel de los Soles.

El mensaje coincidió con la campaña anual de Cuba en la ONU contra el embargo económico que mantiene Washington, lo que refuerza la idea de que La Habana busca combinar la denuncia diplomática con la defensa de su principal aliado político y económico en la región.

Caracas recurre a Naciones Unidas

En paralelo, el presidente Nicolás Maduro envió una carta al secretario general, Antonio Guterres, solicitando la intervención del organismo para frenar el despliegue de buques de guerra estadounidenses frente a las costas venezolanas. Su gobierno sostiene que se trata de un montaje para justificar una eventual “acción cinética”, es decir, una intervención armada.

El embajador venezolano ante la ONU, Samuel Moncada, acusó a Washington de violar la Carta Fundacional de la organización y de crear un clima de inestabilidad en el Caribe con la interceptación de embarcaciones y la destrucción de lanchas, acciones que Caracas considera ejecuciones extrajudiciales.

Maduro, por su parte, presentó el contexto como una oportunidad para reforzar la defensa nacional. “Tenemos que aprovechar toda esta circunstancia para fortalecernos en lo moral, en lo político y en lo militar”, afirmó en un acto televisado por el canal estatal VTV.

La posición de Washington

La Casa Blanca, lejos de moderar su postura, ratificó que el presidente Donald Trump está dispuesto a usar “todos los recursos del poder estadounidense” para impedir la entrada de drogas al país. La secretaria de prensa, Karoline Leavitt, recordó que “muchas naciones del Caribe y de la región han aplaudido” la iniciativa antidrogas de la actual administración.

Los recientes movimientos militares en el Caribe se producen tras la designación del Cartel de Sinaloa, el Tren de Aragua y otras organizaciones como grupos terroristas internacionales. Washington apunta ahora directamente al Cartel de los Soles, vinculado por informes de inteligencia al entorno del gobierno venezolano.

La contradicción de fondo

La actual estrategia diplomática de Cuba y Venezuela deja en evidencia una contradicción difícil de pasar por alto: los mismos regímenes que han acusado a la ONU de ser un órgano decorativo, incapaz de resolver conflictos como la guerra en Siria o el bloqueo económico contra La Habana, ahora apelan desesperadamente a su autoridad para frenar la presión militar de Estados Unidos.

El cambio de postura revela tanto la vulnerabilidad de Caracas frente al poderío estadounidense como la dependencia de La Habana del respaldo venezolano. Ambos gobiernos se apoyan en un discurso que combina la denuncia de “agresiones imperialistas” con la victimización ante la comunidad internacional.

Sin embargo, la eficacia de esta estrategia es incierta. Mientras los llamados de auxilio a la ONU se multiplican desde La Habana y Caracas, Washington continúa reforzando su presencia en la región con el respaldo de varios países caribeños y latinoamericanos que ven en la lucha contra el narcotráfico una prioridad de seguridad.


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