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Montaje oficialista: cómo la seguridad del estado organizó el acto de repudio contra Mike Hammer en la lanchita de Regla

Redacción de CubitaNOW ~ martes 10 de junio de 2025

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El incidente ocurrido en la lanchita de Regla que involucró al jefe de misión de la Embajada de Estados Unidos en Cuba, Mike Hammer, no fue un hecho espontáneo, sino una operación meticulosamente planificada por la Seguridad del Estado.

En primer lugar, la participación de Lizet (o Lyzett) Castro Toledo fue fundamental. Directiva adjunta de la empresa estatal Cítricos Caribe S.A., Castro Toledo asumió un rol central en la confrontación agresiva contra el diplomático estadounidense. Su presencia no fue casual ni improvisada. Según diversas fuentes, actuó como parte de una estrategia bien diseñada, en la que, junto con otra mujer y bajo la atenta vigilancia de agentes encubiertos, buscaba provocar una reacción que la propaganda oficialista pudiera explotar. La elección de esta figura con cargos estatales refuerza la intención de darle oficialidad y peso a la provocación.

A medida que avanza la grabación difundida en redes sociales y medios como Cubanet y La Tijera, se revela la intervención de un hombre vestido de civil que, aunque no participa verbalmente, dirige la escena con precisión. Este individuo aparta a una pareja de jóvenes para que no interfieran con la filmación y posiciona cuidadosamente a los protagonistas para lograr un encuadre favorable. Su comportamiento, identificado como típico de un agente operativo de la Seguridad del Estado, confirma que el evento fue preparado con anticipación y no fue espontáneo.

En paralelo, otro elemento clave es la figura de Luis Cotorra, militante del Partido Comunista de Cuba (PCC), miembro de la Asociación de Combatientes y con cargos en los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Cotorra ha sido señalado como uno de los chivatos más notorios en el montaje, actuando como facilitador y provocador dentro de la operación.

Finalmente, un policía uniformado aparece en la escena fingiendo mediar en la discusión. Sin embargo, no interviene para evitar la agresión verbal contra Mike Hammer. Esta coordinación entre agentes de civil y uniformados es un patrón habitual en actos de repudio organizados por el régimen para controlar la narrativa y manipular la opinión pública.

La elección de la lanchita de Regla como escenario fue también estratégica. Se trataba de un espacio confinado y de tránsito obligatorio, ideal para controlar el entorno y facilitar la grabación desde distintos ángulos. Esta táctica ha sido utilizada previamente contra opositores y activistas, como han documentado medios como CubitaNOW y América TeVe.

En conclusión, el incidente es un claro ejemplo del uso sistemático de actores estatales, desde dirigentes oficiales como Lizet Castro Toledo hasta chivatos como Luis Cotorra y agentes encubiertos, coordinados con efectivos policiales, para orquestar una operación destinada a manipular la narrativa mediática y reforzar el control informativo del régimen.


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