Un cubano fue atacado a plena luz del día en La Habana por al menos tres delincuentes. Su amarga reflexión revela detalles de cómo pudo salir con vida del terrible encuentro.

"Hoy en la Habana y en toda Cuba la vida no vale nada. Los slogan y las mentiras, promesas y sueños que nunca se concretarán nada valen ante una realidad que no puede ser tapada con un dedo. Cuba se está muriendo y con ella las esperanzas y los mejores sueños. Ayer corresponde al (16.01.024) a las 3:00 pm en plena avenida de los presidentes llegando a Linea ( Vedado) Zona residencial y muy clips, casi pierdo la vida".

"Fui atacado a traición y violentado para robarme un simple celular. El golpe fue a matar; con un bate".

"En el incidente casi perdí la conciencia y en el forcejeo y los golpes, pues fueron tres supuestos jóvenes delincuentes me tiraron desde atrás para terminar la acción que no fue triunfal para ellos".

Gerard Cass Mart explica que al menos dos personas le apoyaron, hecho que de seguro ayudó a que saliera con vida.

"Desgraciadamente más de un caso pasa a diario, pero ahí está el resultado que pudo ser mortal quedó la huella en mi cuerpo y mente. Las autoridades policiales: bien gracias. Las leyes: letra muerta. Los valores y el respeto quedaron en el camino. Las causas que provocan estas y otras aberraciones sociales y económicas en incremento, las medidas para resolver causas y efectos: en la sala de espera".

"La Habana no es segura, no lo es por la delincuencia; pero es el resultado de un sistema corrupto y malversador que no tiene solución para ningunos de los problemas de la sociedad actual".

"No voy a hacer larga la historia. No me mataron pues salieron en mi defensa dos personas".

Si el problema de la violencia fuera la única cuestión, Cass Mart denunció que para recibir atención médica fue otra odisea.

"Lo que vino después fue peor. La insensibilidad de las personas, la falta de materiales y valores de la población y médicos fue el colofón del día".

"Tuve que caminar 15 cuadras desde la intersección de Calle G y Línea hasta el hospital Calixto García sin ayuda de transporte y la atención la tuve que imponer con palabras altisonantes en el Cuerpo de Guardia del hospital por problemas conocidos y los daños colaterales y coyunturales que vive el sistema".

"No me tocaba morir, pero el resto de vida que me queda voy a cantar las 40 a quien corresponda. Después decimos que por qué estamos así, la culpa no la tiene nadie.

Una raya más para el tigre. Nota: aún mantengo mi trofeo, mi arma mortal: el celular".

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