Alrededor de un día y medio estuvo el cubano Elián López Cabrera en el mar sobre una tabla de windsurf, antes de que la Guardia Costera de Estados Unidos (USCG) lo rescatara, a solo 15 millas de Islamorada, en las costas de Florida.

“Yo salí a las 7:14 de la mañana del martes y me recoge la guardia costera después de la puesta de sol del miércoles, yo calculo que fueron casi 37 horas”, dijo el migrante en entrevista para el programa "A Fondo" conducido por el periodista Juan Manuel Cao de América Tevé.

López explicó que en el recorrido no tuvo las circunstancias que esperaba. “El viento no sopló con la fuerza que planteaba el pronóstico, es cierto que conlleva un mayor desgaste físico navegar en esas condiciones, pero proporciona una gran velocidad, lo cual permite en poco tiempo cubrir una gran distancia”, comentó.

“De lo contrario, para cubrir esa gran distancia te toma el triple o más de tiempo y, por supuesto, termina siendo mayor el esfuerzo”, agregó.

De igual modo, resaltó que había maniobras que trascendían su voluntad. “No siempre puedes trasladarte hacia donde tú deseas, depende de la dirección del viento”, dijo. “Según lo que estaba anunciado, lo que ocurrió en todo el primer día, era la dirección correcta. Sencillamente no fue la intensidad del viento pronosticada hasta mucho después de media tarde”, lamentó.

Asimismo, el buzo cubano habló de sus problemas médicos al ser paciente de cáncer en Cuba: Su salud fue una de las motivaciones mayores para lanzarse a la arriesgada aventura.

“Yo tengo una colostomía permanente, una bolsa para recoger mis desechos. Esto influyó bastante en tomar esta decisión, además de otros motivos. Se hace difícil lidiar con esta condición cuando uno no tiene los insumos necesarios. Hay algunas condiciones que puedes tratar con remedios naturales a falta de recursos, pero una colostomía no puede sustituirse”, señaló.

Comentó que la colostomía, además, era resultado de un diagnóstico errado en Cuba luego de que los médicos identificaran una supuesta recaída del cáncer y decidieran intervenir quirúrgicamente. López asegura que después se percataron de que no hubo tal recaída.

Sobre el peligro de que lo devolvieran a la isla pese a los riesgos que asumió, dijo: “Era algo siempre a considerar, no había ninguna garantía de que pudiera salir bien o te rescataran”. López llevaba consigo dos pomos de agua, según relató. Durante la noche, perdió uno de ellos. “El otro que me quedaba lo aplasté accidentalmente y, al parecer, se rompió y se llenó de agua de mar”, recordó. 

Asimismo, explicó que no traía mucho alimento, apenas unos recursos que transportó en una bolsa en su espalda. En el viaje igualmente perdió sus espejuelos. “No se puede cargar mucho, llevaba alguna barrita de maní, de cereal”, expuso López, de 48 años, cuya historia llegó a los medios la semana pasada y desde entonces ha generado atención por lo inusual del recorrido. Sus primeras declaraciones oficiales a la prensa se produjeron apenas unos días después. 

Entonces dijo que por momentos sintió que no lograría culminar la travesía, incluso envió un mensaje a dos amigos en Miami que estaban al tanto de su viaje, avisándoles que estaba cerca de Florida y necesitaba ser rescatado.

Su prima Dunia Rodríguez Cabrera, residente en Estados Unidos, dijo que López Cabrera no sería deportado a Cuba por su delicada salud. 

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