Un video difundido recientemente en redes sociales por el músico Saúl Manuel ha sacudido a la comunidad cubana dentro y fuera de la Isla. En él, un ciudadano, visiblemente afectado, denuncia con crudeza la miseria y el abandono que sufre el pueblo de Cuba. “Súbelo, que aquí no hay miedo! Esto es hasta que le pongamos el pecho!”, grita el hombre al inicio de la grabación, desahogando un sentimiento que muchos cubanos comparten, pero pocos se atreven a expresar públicamente.

El autor del video, cuya identidad no ha sido revelada, describe una realidad insoportable: falta de salud pública, ausencia de medicamentos, escasez de alimentos, y el colapso total del transporte y del sistema sanitario. “No hay alcantarillado, ni salud, ni medicina, ni transporte. Los médicos que quedaban están de misión en otros países”, lamenta con indignación. Sus palabras, grabadas desde un barrio humilde, muestran el rostro humano de una crisis que se ha prolongado durante décadas.

“Aquí la alimentación es poca y la que hay, por el cielo. Los niños sin leche, aquí no hay nada”, continúa el hombre, mientras denuncia que el régimen ha abandonado completamente al pueblo. “El pueblo no ve al gobierno como sus protectores. El comunismo ha acabado con Cuba, principalmente Fidel Castro, que dejó esto como legado”, sentencia con una mezcla de dolor y coraje.

El testimonio, compartido por Saúl Manuel en su perfil personal, se ha viralizado rápidamente, generando reacciones de solidaridad, indignación y también temor por las posibles represalias que podría enfrentar el autor del video. Muchos usuarios han identificado en su discurso la voz de miles de cubanos que viven atrapados entre la desesperanza y la necesidad de sobrevivir cada día.

“Miren cómo estamos viviendo, ay Dios mío, ¿hasta cuándo será esto?”, concluye el hombre, mirando a la cámara con los ojos llenos de impotencia.

Su grito no es solo el de un individuo cansado, sino el eco de una nación que, después de más de seis décadas de promesas incumplidas, siente que ya no tiene nada que perder.

El video se ha convertido en un símbolo del despertar ciudadano ante el silencio impuesto por el miedo, y en un recordatorio de que, pese a la represión, la voz del pueblo cubano sigue buscando ser escuchada.

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