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Cuba se ahoga en su propio veneno; lo que respiramos también nos mata

Redacción de CubitaNOW ~ martes 21 de octubre de 2025

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¿Hasta cuándo, Cuba? ¿Hasta cuándo seguiremos caminando entre charcos de aguas negras fingiendo que es solo lluvia? Las calles de La Habana, Santiago, Camagüey o cualquier rincón del país se han convertido en un mapa del abandono.

Por las alcantarillas rotas sale espuma gris que huele a podredumbre. Esa es el agua con la que muchos lavan la ropa, cocinan o se bañan, porque no hay otra. La miseria se ha hecho costumbre y lo peor: hemos aprendido a convivir con el veneno.

Un video reciente grabado por Yasser Sosa Tamayo en Camino Viejo del Morro muestra a familias enteras viviendo al borde del colapso sanitario. No es una película de terror, es la realidad que se repite en cientos de barrios cubanos: niños cruzando descalzos charcos de cloacas, mujeres cargando cubos de agua fétida porque no hay servicio estable y abuelos tosiendo bajo un aire cargado de pestilencia. ¿Qué país puede sobrevivir así?

La basura se acumula en las esquinas, los mosquitos celebran banquetes y el dengue corre libre por cada casa. El sistema de salud, ese que antes fue orgullo, hoy es una sombra. No hay sueros, no hay antibióticos, no hay esperanza. En los hospitales, los enfermos se abanican con pedazos de cartón mientras esperan una cama que nunca llega. Las farmacias están vacías y los precios del mercado negro son una sentencia para el que no tiene dólares.

Este desastre no cayó del cielo: es fruto de años de indiferencia, de un gobierno que prefiere maquillar las cifras antes que enfrentar la verdad. ¿Dónde están los responsables? No en las calles, desde luego. Ellos no pisan esos charcos. Ellos no respiran ese olor. Ellos no tienen que hervir agua ni tapar tanques con nailon. Su “revolución” solo les alcanza a ellos.

Y aun así, el pueblo resiste. Porque, aunque nos quieran hundir, aún hay quienes no se rinden. Vecinos que organizan limpiezas comunitarias, madres que enseñan a hacer repelente casero con hojas de menta y alcohol, jóvenes que graban y denuncian lo que otros callan. Esas pequeñas acciones son la verdadera revolución: la del pueblo que no quiere morir en silencio.

Por eso, no te acostumbres. No digas “es lo que hay”. No lo es. Si callamos, el veneno gana. Si actuamos, aunque sea con nuestras manos vacías, algo cambia.

¿Qué puedes hacer hoy?: Hierve el agua, aunque parezca limpia, cubre cada tanque, cada cubo, cada botella; usa mosquiteros, protege a los niños.

Graba, denuncia, comparte; haz que el mundo vea lo que quieren esconder.

¡Cuba no necesita silencio, necesita voces! Voces que griten, que exijan, que no se rindan. Porque lo que corre por nuestras calles no es solo agua sucia: es el reflejo de un país enfermo que aún puede salvarse si nos atrevemos a mirarlo sin miedo.

Fuentes: Lara Crofs

Yasser Sosa Tamayo


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