El Ministerio de Finanzas y Precios de Cuba ha comenzado a imponer multas a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) que no se ajustaron al nuevo tope de precios establecido para varios productos básicos. Según un artículo publicado por el periodista Rolando Nápoles en América Noticias, apenas unas horas después de la implementación de esta medida, inspectores del ministerio se lanzaron a las calles para asegurar su cumplimiento.

En más de mil visitas a negocios del sector privado, los inspectores detectaron alrededor de 400 violaciones, resultando en múltiples multas y advertencias a los propietarios. Las autoridades han indicado que las multas impuestas ascienden a unos ocho mil pesos. En La Habana, se realizaron más de 180 inspecciones, detectando un 75% de las violaciones y clausurando temporalmente un establecimiento que no cumplió con las regulaciones.

El primer ministro Manuel Marrero ha intentado calmar el descontento del sector privado, asegurando que no se trata de una cruzada contra las MIPYMES. Sin embargo, ha reiterado que la empresa estatal sigue siendo el principal motor de la economía cubana, pese a su ineficiencia.

Uno de los temores de los consumidores se ha materializado rápidamente: la desaparición de productos clave como el pollo y las salchichas de las ofertas de varias MIPYMES. El tope de precios incluye productos esenciales como el pollo troceado, aceite comestible (excepto el de oliva), leche en polvo, pastas alimenticias, salchichas y detergente en polvo.

Para garantizar el cumplimiento de esta medida, el Ministerio de Finanzas y Precios ha desplegado un equipo de siete mil inspectores. Además, se ha eliminado el impuesto aduanero para la importación de estos productos y se ha permitido un margen de hasta un 30% de ganancias sobre los costos y gastos.

A pesar de estas acciones, la situación para los cubanos sigue siendo crítica. La economía del país continúa produciendo cada vez menos alimentos, y la inflación persiste como un problema grave. Las nuevas medidas parecen ser un intento más de controlar una situación que sigue deteriorándose para la población.

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