‘Cuba duele... y mucho’, el desgarrador texto de una madre cubana

Redacción de CubitaNOW ~ jueves 12 de agosto de 2021

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Ines Casal, una madre cubana que sigue de cerca la lucha por la libertad y ha visto difamaciones contra su hijo en la televisión nacional por su activismo, compartió una publicación en las redes sociales y lamentó lo que hoy se vive en la isla.

Ella, que ha vivido en carne propia detenciones, que ha sido llamada gusana, ha dejado claro que no puede dormir tranquila con tantas detenciones arbitrarias en su país.

Lo que ha venido ocurriendo en los últimos meses en Cuba, a unos los llena de esperanzas, a otros les provoca insomnio y mucho dolor.

Sus palabras íntegras a continuación:

¡CUBA DUELE... Y MUCHO!

El 14 de octubre de 2020, a propósito de un artículo de una joven escritora y poeta cubana aparecido en la revista El Estornudo unos días antes sentí la necesidad imperiosa de escribir en mi muro algunas reflexiones. Mi texto comenzaba con las siguientes palabras:

“Este sábado 10 de octubre algo se fracturó en mí. Me di cuenta tarde. No cuando varios policías me empujaban a la fuerza hacia una patrulla en mi primera detención del día, ni cuando más de diez mujeres, inexplicablemente enardecidas, a las que no conozco y en apariencia tampoco me conocen, me gritaban “gusana”, ni cuando me dejaron casi tres horas dentro de esa misma patrulla cerrada, casi sin aire, con reguetón a todo volumen. Me di cuenta del dolor, de la fractura, pasadas muchas horas, y fue como un desvanecimiento”.

Así comienza Katherine Bisquet un texto conmovedor aparecido el 12 de octubre en El Estornudo, y que ella titula La Estampida. Lo he leído varias veces y siempre me causa la misma impresión de desasosiego, de impotencia, de honda tristeza y de miedo.

No conozco personalmente a esta joven cubana y, sin embargo, me parece que la conozco de toda la vida. La siento crecer en mi vientre, la veo sonreírme por primera vez, la oigo balbucear sus primeras palabras, siento su fiebre en mis manos y en mis mejillas, antes de buscar un remedio para su tos, toco su mano pequeña, caminando juntas hacia la escuela, siento su risa en mis oídos, la oigo cantar y la veo bailar al ritmo de una música, la abrazo en sus primeras lágrimas… Sí, podría ser mi hija.

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Han pasado casi 10 meses desde esa fecha y no han cesado de ocurrir hechos verdaderamente terribles en nuestro país. No solo Katherine, muchos otros jóvenes han seguido siendo perseguidos, detenidos arbitrariamente, retenidos contra su voluntad y sin ninguna medida legal, dentro de su domicilio; han sido calumniados, vejados, maltratados, golpeados. Su único delito: expresar lo que piensan, de frente y sin tapujos.

Desde entonces, en el país y fuera de él miles de cubanos se han estremecido con los sucesos relacionados con el coraje del Movimiento San Isidro, con la valentía de los jóvenes artistas del 27N y, más recientemente, con la explosión social del 11 de julio pasado.

Las campañas de descrédito tan utilizadas en los medios de comunicación oficiales (sin derecho a réplica) contra cubanos que solo se expresan desde su honestidad y a los cuales no se les ha podido probar ninguna de las acusaciones que se les imputan se recrudecen más y más; las calumnias y las mentiras se han convertido en algo cotidiano en los noticieros y otros programas televisivos. Los arrestos a cualquier hora y en cualquier momento de personas que apenas expresan lo que piensan, ya sea en público o en las redes sociales, comienzan a recordar épocas de otras dictaduras.

Mientras, los oportunistas, preocupados por su estatus social, miran a otro lado; los conservadores piensan que es mejor malo conocido que bueno por conocer y los cínicos se escudan en la falacia que le vende el régimen del golpe blando, la intervención extranjera o los manuales de la CIA.

Sé que muchos solo entienden que el chicharrón no es carne cuando se les fractura un diente. Yo, por mi parte, no logro dormir tranquila pensando en el sufrimiento de tantas madres, en el dolor de tantos jóvenes y en la herida profunda que atraviesa mi Patria.

¡Cuba cruje! ¡Cuba duele!

 

 


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