Cada momento aparecen más imágenes que revelan el verdadero rostro de la tragedia que vive Cuba tras el paso del huracán Melisa, y el impacto visual es demoledor.

En esta era en que casi todos poseen un teléfono móvil, la devastación se ha hecho visible como nunca antes: techos arrancados, pueblos inundados, calles convertidas en ríos y familias enteras sin hogar ni esperanza.

“Cuba duele y duele más por el abandono de un régimen que no ha sabido ofrecerle a su pueblo mejores condiciones para vivir”, escribió el periodista Javier Díaz en sus redes sociales, al compartir las fotografías que muestran los efectos del ciclón en distintas provincias del oriente cubano. “Estas imágenes te dejan sin aliento”, añadió.

Las fotos difundidas —procedentes de Santiago de Cuba, Granma, Holguín y Guantánamo— reflejan el estado de destrucción generalizada en zonas rurales y urbanas: casas colapsadas, cultivos arrasados, escuelas y hospitales dañados, y caminos completamente intransitables.

En muchos lugares, las comunidades permanecen sin electricidad, agua potable ni alimentos desde hace varios días.

Díaz enfatizó que, más allá del desastre natural, lo que más indigna es la falta de respuesta institucional. “El pueblo está solo, abandonado, sobreviviendo entre el lodo y los escombros. Lo poco que tienen lo reparten entre vecinos, mientras esperan una ayuda que no llega”, denunció.

El periodista subrayó que esta catástrofe no solo expone la fuerza de la naturaleza, sino también la fragilidad de un sistema que no ha garantizado infraestructura ni protección para sus ciudadanos. “El huracán se fue, pero lo que queda es el retrato más doloroso de un país en ruinas, sin recursos ni rumbo”, expresó.

Las imágenes, compartidas masivamente por usuarios en redes, se han convertido en un testimonio colectivo del sufrimiento de miles de familias. Javier Díaz concluyó su publicación con un mensaje que resume el sentimiento de muchos cubanos: “Cuba duele, y cada foto es una herida abierta”.

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