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Cuando el podio se oxida: la tragedia del deporte en Cuba

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 4 de julio de 2025

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El deporte cubano, símbolo de gloria y orgullo durante décadas, se encuentra hoy en una crisis profunda. Lo que alguna vez fueron vitrinas de logros son ahora cascarones abandonados, oxidados, vencidos por la desidia.

Lugares como el Estadio Panamericano de Atletismo, la Escuela Nacional de Gimnasia, el Velódromo o el emblemático Cerro Pelado no solo han dejado de producir campeones, sino que hoy simbolizan el colapso total de un sistema incapaz de sostener su propio legado.

“Allí donde se forjaban medallas, ahora solo hay escombros, goteras, ratas y gimnasios fantasmas”. El Estadio Panamericano de Atletismo, por ejemplo, es un caso de vergüenza nacional. Su pista está desgastada, sus gradas vacías y el óxido le roba el color a los metales que un día fueron símbolo de desarrollo.

Más grave aún es la situación en Cerro Pelado, cuna de campeones olímpicos, que hoy no tiene agua ni comida adecuada ni condiciones para que los atletas puedan siquiera descansar con dignidad.

Y mientras tanto, las nuevas generaciones padecen aún más. En la EIDE de Matanzas, donde se celebran los Juegos Juveniles, no hay pelotas, ni redes, ni pesas. Los muchachos entrenan con lo que pueden, improvisan donde no hay y resisten con el esfuerzo desesperado de sus padres, que deben asumir los gastos básicos que el INDER ya no garantiza.

Ni hablar de la base. La Isla era, prácticamente un estadio gigante donde masivamente se jugaba béisbol, voly, básquet; se corría, se hacía gimnasia, judo, lucha, boxeo... ¡Era! Ahora no hay base alguna que sustente una superestructura que ya no existe.

“El sistema ha dejado de ser una plataforma para el deporte y se ha convertido en un obstáculo”, dicen entrenadores, atletas y familiares por igual.

La Escuela de Gimnasia, que hace unas décadas formaba grandes exponentes de ese bello deporte, hoy apenas se mantiene de pie. No hay climatización, los colchones están podridos y los aparatos rotos representan más un riesgo que una herramienta de entrenamiento. El deterioro no es solo material, sino también humano: entrenadores mal pagados, sin recursos, sin respeto, sin futuro.

“El gobierno ha abandonado por completo el alto rendimiento. Solo queda la cáscara vacía de un país que ya no puede ofrecerle ni esperanza a sus atletas”, es el decir y el pensar de muchos.

El INDER no tiene ni combustible para transportar a los deportistas, ni presupuesto para reparar una pista de salto, ni siquiera corriente eléctrica estable para entrenar de noche. Mientras tanto, muchos atletas jóvenes optan por emigrar, buscando en otros países el apoyo que su tierra les niega.

La solución, cada vez más debatida, parece radical: privatizar. Dejar que los entrenadores abran sus academias, que los clubes se autogestionen, que las familias puedan elegir caminos dignos sin depender del Estado. Lo cierto es que, sin un cambio profundo, el deporte cubano seguirá hundiéndose en el abandono.

Y un país sin deporte, es un país sin alma.

Fuentes: La Tijera

Andy Sierra (fotos)


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