El municipio de Sagua de Tánamo, en la provincia de Holguín, atraviesa una situación particularmente crítica que combina la falta de electricidad, la escasez de agua potable y el impacto de brotes epidémicos como dengue y otras enfermedades virales que circulan en la región.

A la difícil realidad que vive la población por la escasez de alimentos y el deterioro general de los servicios básicos, se suma ahora la rotura de turbinas y bombas que garantizan el suministro de agua, lo cual obliga a las autoridades a recurrir a soluciones de emergencia.

Según informaron fuentes oficiales, el servicio de distribución de agua se mantiene fundamentalmente a través de pipas, que han sido dirigidas hacia centros de producción, servicios esenciales y el llenado de cisternas en edificios y espacios comunitarios. De esta forma, los habitantes pueden acceder al líquido, aunque de manera limitada y en condiciones de gran incomodidad.

La rotura de la bomba principal ha generado un desabastecimiento sostenido, y la falta de estabilidad en el servicio eléctrico agrava aún más el problema, ya que impide un bombeo constante hacia las redes.

Ante la emergencia, la dirección del Gobierno local, junto con las empresas de Acueducto y de la Empresa Eléctrica tanto municipal como provincial, acordaron prolongar de forma excepcional el servicio eléctrico en el circuito que alimenta el bombeo hasta las 6:00 p.m. de este miércoles. La medida, según explicaron, busca mitigar en parte las carencias y permitir que al menos se recupere un mínimo de abasto para la población.

Las autoridades reconocieron, sin embargo, que esta es solo una solución temporal mientras se evalúan otras alternativas técnicas para restablecer la normalidad.

El malestar de los habitantes de Sagua de Tánamo no se limita a la falta de agua y luz. El municipio atraviesa además un panorama epidemiológico complejo, con un aumento de casos de dengue, chikungunya y otros virus que se expanden en medio de condiciones higiénico-sanitarias cada vez más deterioradas.

Aunque las medidas de emergencia han evitado un colapso total en el suministro de agua, la realidad es que el municipio sigue en una situación límite. La dependencia de sistemas envejecidos y en constante rotura, sumada a la precariedad del servicio eléctrico y a la ineficiencia en la gestión de recursos, mantiene a los sagüeros en una rutina de incertidumbre.

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