La familia de Delfina Violeta Enrique, la anciana cubana de 85 años que se volvió noticia tras cruzar la frontera de Estados Unidos a finales de diciembre, fue contada por sus familiares de Tampa, Florida, donde la recibieron.

Delfina completó una travesía de 14 días desde Managua, capital de Nicaragua, acompañada de su hija. La anciana padece asma por lo que debió llevar consigo un espray, además de caminar despacio por sus dificultades para desplazarse, aunque gran parte del recorrido fue en vehículos.

“Siempre sentimos mucho miedo de que les pasara algo. Sobre todo, de que mi abuela no aguantase la travesía o le diera un ataque de asma”, dijo al medio CubaNet su nieto Noel, quien no podía evitar que los peores pensamientos le vinieran a la mente.

En total, Delfina recorrió cuatro países del brazo de su hija Anabel. “La travesía la hizo en diciembre y las temperaturas en algunos puntos de su recorrido eran inferiores a los 10 grados Celsius. Para que su madre no sintiera frío, Anabel le colocó varias piezas de ropa en el cuerpo: abrigos, enguatadas, varios pantalones, gorro, guantes y dos bufandas. Así la mantuvo caliente”, describe el reporte.

Desde Tampa, la familia les brindaba toda la ayuda posible. Llegaron a Nicaragua el 13 de diciembre. Ahí descansaron en un hostal antes de trasladarse al límite con Honduras en auto. La primera frontera la cruzaron en autobús. Luego de descansar, salieron en carro hacia Guatemala, donde tuvieron que cruzar en una balsa el río Suchiate, que separa al territorio guatemalteco de México.

En México temían que las detuvieran y las deportaran a la isla, pero la suerte estuvo de su lado. Llegaron sin problemas a Tapachula y de ahí fueron en autobús hasta la capital. Del aeropuerto volaron a Juárez, ciudad fronteriza con Estados Unidos.

Durante un tramo del trayecto, en una zona desértica, un hondureño vio a la anciana cubana, sintió pena y la cargó sobre su espalda al menos por 30 minutos hasta llegar a su destino. “Mi abuela camina muy despacio y se fatiga. Era imposible continuar la travesía en esas condiciones”, dijo el nieto.

“En Cuba no se puede vivir y de este lado la esperaba toda su familia”, significó su nieto. La anciana y su hija llegaron a la frontera casi una semana antes de que Estados Unidos anunciara la medida de permitir la entrada cada mes de hasta 30 000 migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, para contener el paso irregular por la frontera.

El 29 de diciembre, la familia finalmente recibió a Adelfa en el Aeropuerto Internacional de Tampa. Su nieto cuenta que la anciana no deja de lamentar la cantidad de comida que se desecha en Estados Unidos. 

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