En medio del miedo y la tensión que provoca el paso del huracán Melissa por el oriente de Cuba, un gesto de humanidad ha tocado el corazón de miles de cubanos. Yunier Batista González, conocido cariñosamente como Yunito, residente en el municipio "Rafael Freyre", provincia de Holguín, decidió tender una mano solidaria a sus vecinos en plena emergencia.

A través de su perfil en Facebook, publicó un mensaje sencillo pero profundamente humano:

“Hermanos de Santa Lucía, el que necesite evacuar un frío por miedo a que se eche a perder me pueden llamar al 58105625, totalmente gratis.”

El mensaje, acompañado de su número personal, se volvió viral rápidamente, alcanzando miles de reacciones y comentarios llenos de admiración. En tiempos donde el huracán Melissa amenaza con dejar sin electricidad a gran parte del oriente cubano, la iniciativa de Yunito fue recibida como un rayo de esperanza en medio de la tormenta.

“Un frío, un armario, lo que no quepa en un coche o un triciclo”, escribió luego en los comentarios, mostrando su disposición incondicional a ayudar. Su oferta no solo alivia la preocupación de quienes temen perder la poca comida que logran conservar, sino que también refleja el espíritu de hermandad que tantas veces ha sostenido al pueblo cubano ante la adversidad.

Los vecinos de "Rafael Freyre" no tardaron en responder. “Bendiciones para ti, Yunito, siempre dispuesto a ayudar”, comentó una usuaria. Otros lo calificaron como un “ángel de barrio”, y muchos coincidieron en que su actitud representa lo mejor del ser humano cuando todo parece derrumbarse.

El huracán Melissa, de categoría cinco, mantiene bajo alarma ciclónica a varias provincias del oriente, provocando apagones, inundaciones y graves daños materiales. Sin embargo, la historia de Yunito demuestra que incluso en los peores momentos, la solidaridad cubana sigue siendo una fuerza imbatible.

Mientras las autoridades luchan por organizar evacuaciones y atender los daños, son las acciones espontáneas como la de Yunito las que devuelven fe y esperanza a la gente. Su gesto, nacido de la empatía y no de la obligación, recuerda que la verdadera fortaleza de Cuba no está en sus instituciones, sino en la bondad y la generosidad de su pueblo.

En tiempos de huracanes, donde todo tiembla y falta, hombres como Yunito son los que realmente mantienen encendida la luz de la humanidad.

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