“Buenos días, Saúl, se acaba de derrumbar parte del edificio donde vivo…”

Con esas palabras desesperadas, una vecina del municipio Habana Vieja alertó a través de redes sociales sobre el colapso parcial del inmueble ubicado en Villegas #466 entre Muralla y Sol, una zona céntrica de la capital cubana.

Según su denuncia, varias familias permanecen atrapadas entre los escombros, sin que las autoridades hayan acudido de inmediato al lugar.

“Estamos bloqueados por los escombros. Hay tuberías de gas safadas. El Puesto de Mando no se ha presentado, descolgaron los teléfonos”, relató la mujer, visiblemente angustiada. Entre los residentes hay ancianos, mujeres embarazadas y varios niños, lo que agrava la tensión en medio del peligro inminente de una explosión o de un derrumbe total del edificio.

El inmueble, de cinco pisos, había sido catalogado como “Grado A”, es decir, con peligro para la vida según dictámenes de inspección anteriores. A pesar de ello, nunca se ejecutaron reparaciones estructurales, ni se reubicó a los vecinos.

“Sé que podré tener consecuencias por hablar, pero ya no podemos más”, expresó la denunciante, quien teme represalias por hacer pública la situación.

Este suceso se suma a una larga lista de derrumbes recientes que mantienen en vilo a los habaneros. Apenas en septiembre, un edificio en Zulueta y Corrales colapsó dejando tres heridos. Días después, otro desplome parcial en Monte y Ángeles, también en el municipio Habana Vieja, obligó a evacuar a decenas de personas. En enero, un derrumbe en San Miguel y Belascoaín cobró la vida de dos adolescentes.

La situación de las viviendas en ruinas es uno de los dramas más profundos y silenciados de Cuba. Según cifras oficiales, más del 37% del fondo habitacional del país está en mal o regular estado, y La Habana concentra los casos más críticos. A la falta de mantenimiento se suman los efectos de la humedad, los ciclones y la corrupción en los programas de vivienda.

Mientras los cubanos siguen viviendo bajo techos que pueden desplomarse en cualquier momento, las redes sociales se han convertido en su único medio para pedir auxilio y documentar la tragedia. “Cuba sálvate”, concluye el mensaje de Saúl Manuel, convertido en eco del clamor de miles de familias que hoy sienten que el país, literalmente, se les cae encima.

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