Este martes, muy cerca del Poblado Santa Elena, la autopista se convirtió en un verdadero escenario de caos. Dos accidentes en cadena en cuestión de minutos dejaron a varios heridos y evidenciaron, una vez más, la falta de control y señalización en nuestras carreteras.

Todo comenzó con vehículos de la empresa eléctrica estacionados en plena vía, sin advertencias, conos o señales que alertaran a los conductores. Lo que podría haber sido un trabajo rutinario se convirtió en una trampa mortal.

Una grúa de Copextel, que venía de frente, no tuvo espacio para maniobrar en la curva y terminó volcando tras cruzar la jardinera central. Siete personas resultaron lesionadas y tuvieron que ser trasladadas de urgencia al hospital.

Pero la tragedia no terminó ahí. Mientras la grúa permanecía atravesada en la carretera, sin que un solo oficial regulara el tráfico, un vehículo militar que subía hacia el aeropuerto se topó con la escena. En un intento desesperado por esquivar la grúa, perdió el control y chocó contra otro carro estacionado. Dos accidentes provocados no por la casualidad, sino por la falta de previsión y la inacción de las autoridades responsables.

Vecinos y conductores describen la situación con una palabra: “locura”. Una locura que se repite una y otra vez, donde el desorden y la negligencia se mezclan con el riesgo para quienes transitan por estas vías. Cada día, los ciudadanos enfrentan peligros que podrían evitarse con señalización adecuada, presencia policial y protocolos claros para trabajos en carretera.

Este episodio es un llamado de atención sobre la urgencia de medidas reales que protejan a la población. No es solo un accidente aislado, es un reflejo del abandono y la desorganización que, lamentablemente, se repite en muchas partes de Cuba.

Es momento de exigir responsabilidad, prevención y seguridad. Las vidas no pueden seguir siendo puestas en riesgo por la falta de control y planificación.

Fuente: Yosmany Mayeta

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