Lino Tomasén, conocido popularmente como El Hombre de Hierro Cubano, se despidió de su patria desde el Aeropuerto Internacional “José Martí” de La Habana. Con una mezcla de emoción y determinación, Lino deja atrás no solo una tierra marcada por la escasez y las dificultades, sino también un legado humano y solidario que lo convirtió en símbolo de esperanza para muchos cubanos. Su despedida no pasó desapercibida: cientos de mensajes inundaron las redes sociales, recordando los gestos concretos de ayuda que brindó durante años.

Más allá de sus impactantes demostraciones físicas con una mandarria que lo hicieron viral, Lino se convirtió en un puente de alivio para familias que vivían en condiciones extremas. Su labor social, canalizada a través del ministerio Cristo Cambia Vidas, fundado por el humorista y pastor Limay Blanco, cambió radicalmente la vida de muchas personas.

En barrios olvidados por el Estado, Lino fue quien llevó refrigeradores, camas, colchones, lavadoras y medicinas a familias que ya habían perdido la fe. En uno de los casos más conmovedores, ayudó a Yeniset Martínez, madre de tres niños, a recibir una vivienda tras años viviendo en un albergue en condiciones infrahumanas. También intervino en la vida de Miguelito Hernández, un anciano postrado en silla de ruedas que recibió un cuarto completamente equipado gracias a su gestión. Y no menos importante fue su apoyo al actor Samuel Claxton, cuando estaba viviendo sin apoyo alguno del Ministerior de Cultura.

"Volveré con más fortaleza para ayudar", prometió Lino antes de abordar su vuelo. “No es una despedida, es un hasta pronto”, dijo, rodeado de lágrimas y abrazos sinceros de quienes lo acompañaron en el aeropuerto. No solo se marcha un hombre fuerte, se va un corazón comprometido con su pueblo.

"Lino no solo levantaba piedras, levantaba almas", comentó una de sus seguidoras en redes sociales. Su marcha deja un vacío, pero también una estela de inspiración. Desde su nuevo destino, se espera que pueda seguir recibiendo apoyo para continuar su obra humanitaria, ahora desde fuera, con más recursos y posibilidades.

Del perfil de La Tijera

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