Varios taxistas privados, conocidos popularmente como boteros, han expresado su inconformidad ante las nuevas tarifas aprobadas por las autoridades de La Habana para determinados tramos, debido a todas las dificultades que deben sortear diariamente.

“Ni el Estado ni el pasajero le regalan nada al taxista”, dice un conductor en un comentario en la cuenta de la Dirección Provincial de Transporte. “Mientras el botero tenga que comprar medicinas a 1000 pesos, un pomo de aceite en 1500, el pollo a 3000, el combustible a 400 el litro y un refresco en la cafetería a 150, no bajará el precio”, opina.

“Este es el país de los 15 días, nada tiene fijador. Ahora topan los precios, sacan a los inspectores para la calle a que nos caigan arriba en cada esquina, nos multan, se llevan presos a algunos boteros para intimidar, y a las dos semanas todo vuelve a como estaba ayer”, dijo un chofer al diario independiente 14yMedio.

Por su parte, los clientes expresaron aceptación ante la medida, tomada en medio de un contexto de exorbitante inflación. “Me alivia, no lo dudo, porque si esto se cumple voy a gastar la mitad de lo que estoy gastando ahora por moverme desde La Víbora hasta el Capitolio”, dijo una joven trabajadora al mismo medio.

“Pero otras veces, cuando han anunciado precios topados, lo que ha pasado es que muchos choferes se quedan en sus casas y no salen a trabajar por esa cantidad de dinero”, advierte. Asimismo, un joven lamentó la “poca disponibilidad de billetes”. “No se trata solo de precios, sino de que hay poca disponibilidad de billetes, especialmente de billetes pequeños, porque los cajeros se pasan días sin efectivo y las colas para sacar dinero son cada vez más largas”, dijo.

Con anterioridad, un botero también defendió los altos precios que cobra por los pasajes ante la aguda crisis en la isla, marcada por una férrea escasez de alimentos, recursos de todo tipo y combustible.

“La gasolina la estoy comprando a 500 pesos el litro por la izquierda porque no tengo tiempo para pasarme tres días en una cola, y esos 40 litros que me venden no me alcanzan ni para dos días”, lamentó el chofer que esperaba su turno en el parque El Curita, de Centro Habana, para cargar pasajeros, en declaraciones a la prensa oficialista.

“Y la caja de pollo me cuesta 8 000 pesos, la libra de arroz, 150, la libra de mango a 50, la bolsa de leche a 1500 a una mipyme. Imagínate, tengo que cobrar más, todo es una cadena, no voy a morirme de hambre ni trabajar por gusto”, comentó.

Otro transportista privado, con seis años de experiencia, sostuvo que, además de los impuestos a la ONAT, tiene que pagar entre 20 000 pesos por una goma, el pomo de aceite Castrol de un litro casi 4 000, más los precios elevados de cualquier otra pieza o la mano de obra de la reparación.

La Dirección de Inspección Provincial de La Habana aplicó a principios de mayo sendas multas de 8000 pesos a tres taxistas privados que habrían cobrado elevados precios a los pasajeros en determinados tramos de la capital cubana.

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