En una escena que conmociona por su crudeza y urgencia: un grupo de madres con hijos discapacitados protestó frente a la sede de la Asamblea Municipal de Boyeros, en La Habana. Las manifestantes, con rostros agotados y testimonios desgarradores, exigieron respuestas inmediatas del gobierno cubano, luego de más de dos meses de espera tras presentar sus demandas ante autoridades locales y provinciales. La alimentación y el tratamiento médico de sus hijos, así como condiciones mínimas de vida, siguen sin ser garantizados.

Felipa Hortensia Arencibia, madre de un niño de siete años con múltiples discapacidades —motrices, visuales y del habla— relató que su hijo sobrevive únicamente gracias al yogur, ya que no le han concedido la dieta especial solicitada.

Vivo con cinco hijos en un apartamento de dos cuartos. Lo único que recibo son palabras, nada más”, expresó con frustración.

“Estamos hartas de promesas. Nuestros hijos necesitan vivir, no discursos vacíos. El Estado se olvida de ellos, de nosotras, de todo lo que prometen en la Constitución”, declaró una de las madres, visiblemente afectada por el abandono institucional.

Otras mujeres presentes han solicitado tratamientos médicos, pañales desechables, alimentos específicos y condiciones mínimas de higiene para cuidar a sus hijos. Sin embargo, aseguran que ni el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) ni el Gobierno Provincial de La Habana han dado respuesta concreta.

Glare Noelvis Valera Madrazo, madre de un niño con gangliosidosis —una enfermedad genética degenerativa— denunció que su hijo está desnutrido y sin control de esfínteres. “En el hospital no le dan ni comida adecuada”, lamentó.

Yaquelin Valdés, otra de las manifestantes, cuida a una joven de 20 años con hidrocefalia: “No tengo ni culeros. Se orina, defeca y ya tiene escaras. ¿Dónde está la protección de la que tanto habla el gobierno?”, se preguntó entre lágrimas.

Dianelis Arozarena, madre de una niña con microcefalia y epilepsia, vive en un local inhabitable, sin agua, baño ni cocina. Ha acudido a innumerables oficinas sin recibir soluciones. “Solo saben decir ‘estamos valorando’, pero la realidad es que mi hija se me muere poco a poco”, dijo.

Estas protestas, que se repiten en otras provincias como Pinar del Río y Guantánamo, revelan una verdad ineludible: el sistema no está respondiendo. Lo que debería ser un derecho humano, hoy es motivo de protesta desesperada.

De Martí Noticias

Recomendado para ti