"Delante de nosotros un muchacho cubano fue golpeado brutalmente. Solo por ser negro, lo confundieron con un haitiano. Los habían mandado hacer una fila, pero como él no salió, lo maltrataron. Entre dos oficiales le dieron muchos golpes, le partieron el pómulo", dijo la cubana Rachel Fernández al medio independiente El Toque sobre el maltrato de las autoridades de Bahamas a los balseros.

"Ellos no le preguntaron a nadie quién era. Se metieron para allá adentro a reprenderlo salvajemente. Cuando trató de defenderse, sacaron unas navajas que llevaban en sus uniformes", contó la cubana que fue devuelta a la isla el pasado 8 de febrero en un grupo de 130 personas.

Según su testimonio a El Toque, en Bahamas el trato a los enfermos era pésimo. "Hubo mujeres que se desmayaron, nosotras debimos cargarlas y llevarlas con los médicos porque los oficiales no las socorrieron. Parecía que los cubanos teníamos una enfermedad contagiosa porque evitaban cualquier contacto con nosotros".

"Si presentas un dolor o un malestar no les importa. Para que te atiendan tiene que ser algo de gravedad", señaló Rodríguez, quien padeció una crisis cervical "con muchos vómitos y dolor de cabeza" y nunca la revisó un doctor.

En Nassau, ninguno de los balseros cubanos detenidos recibieron atención médica después de pasar más de una semana en alta mar, apuntó la periodista Yenys Laura Prieto, autora del reportaje.

"En Bahamas vivimos un infierno. Fueron 40 días en prisión", expresó Roilan Díaz, quien estuvo detenido en el centro penitenciario de Fox Hill.

"Teníamos que hacer las necesidades en tanquetas y en pomos. La falta de higiene es tan grave que todos volvimos con mucha sarna.Es como si nos tuvieran asco. El día que nos llevaron para Inmigración a uno del grupo lo cogieron por el pulóver y lo levantaron en peso. Nosotros hicimos bulla para que lo soltaran", recordó.

Díaz contó por qué terminaron en la cárcel: "Nos llevaron (el 5 de enero de 2023) ante una jueza y nos condenaron a prisión, fue algo muy arbitrario. En la corte de Inmigración dejaron claro que, para evitar la sanción, cada uno debía pagar la multa de 300 dólares. Una estafa. Nadie aceptó, por eso nos mandaron a la cárcel de Fox Hill".

"Hicimos fotos a las celdas, a todo el lugar. Enviamos esas imágenes a un amigo en Estados Unidos y las publicó en las redes sociales. Gracias a eso, una funcionaria del Consulado cubano visitó la prisión. Dijo que nos priorizaría para que saliéramos en el próximo vuelo. Y así fue".

Roilan Díaz ya se encuentra en Cuba. "Si no se hubiera hecho ruido con las fotografías en las redes sociales, todavía estuviéramos encerrados y viviendo esos horrores. Fue un infierno, un infierno. Pero gracias a Dios estoy vivo. Hay otros que quedaron atrás. Ojalá se pudiera hacer algo por ellos", apuntó a El Toque.

Recomendado para ti