Auditoría sacude al CENESEX, cae una pieza clave del tablero de Mariela Castro Espín(video)
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 21 de septiembre de 2025

La líder transgénero Malú Cano Valladares, hasta ahora coordinadora de la Red Trans de Cuba (TransCuba), ha sido destituida de su cargo en medio de acusaciones de estafa, abuso de poder y corrupción, informó el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada y el medio indeppendiente ClickCuba.
El caso ha desatado controversia en la comunidad LGBT+, pues involucra señalamientos de tráfico de influencias y exigencia de pagos por beneficios culturales y viajes nunca realizados.
Según Mayeta, Cano habría pedido 350 dólares a varios transformistas con la promesa de participar en un intercambio cultural en México, viaje que finalmente nunca se concretó.
Este episodio habría sido el desencadenante que motivó su remoción, en un contexto de presuntas irregularidades previas relacionadas con privilegios, viajes internacionales, hoteles de lujo y fiestas privadas para un grupo reducido, así como represalias contra quienes no se adherían a sus exigencias.
Se asegura también que, en los círculos de poder del oficialismo cubano, Cano era vista como una aliada cercana de Mariela Castro Espín, directora del CENESEX, lo cual le habría otorgado amplios espacios de influencia dentro de la Red TransCuba.
Su destitución se interpreta como una señal de las tensiones internas ante las denuncias acumuladas.
El reemplazo de Cano recaerá en Yoilan Raúl Balón Caballero, quien al parecer fue considerada su mano derecha.
No obstante, según los reportes, muchas personas dentro de la comunidad trans ven en este relevo un cambio superficial, advirtiendo que podrían mantenerse los mismos estilos de liderazgo basados en privilegios.
Mayeta Labrada, fue el primero en divulgar la noticia, lo que generó un amplio debate en redes sociales y en grupos LGBT+ sobre la transparencia y la rendición de cuentas en organizaciones que dicen defender derechos.
Hasta el momento no se han publicado pruebas independientes o documentos oficiales que confirmen todas las acusaciones, ni se conoce si existe una investigación formal estatal.
Este suceso despierta preguntas más profundas sobre el discurso de inclusión oficial en Cuba: ¿cuándo la lucha por los derechos de la diversidad se aparta del activismo real y se convierte en un espacio de beneficio personal? ¿Cómo garantizar que quienes lideran organizaciones representativas rindan cuentas ante sus comunidades?