Un joven cubano que se dedicaba a instalar los cables para el servicio de antenas parabólicas ilegales, fue asesinado a puñaladas el viernes en la barriada de Luyanó, del municipio habanero de Diez de Octubre.

La víctima fue Andy Rencurrel, de 30 años, dijeron vecinos de la localidad a 14yMedio. El incidente habría ocurrido en la calle Justicia, entre Rodríguez y Pérez. El negocio al que se dedicaba es habitual en la capital cubana y facilita la recepción de canales extranjeros de manera ilegal.

Según comentaron al referido diario independiente, Rencurrel era “competencia” en la zona de otros dos individuos, quienes presuntamente lo apuñalaron por la espalda. “Una de las puñaladas le alcanzó un pulmón y lo mató”, dijo una fuente que evitó ofrecer detalles sobre las causas de la agresión.

“El muchacho corrió dos cuadras y cayó muerto y ellos se dieron a la fuga”, refirió un testigo que vio a Rencurrel tratando de alejarse del lugar, en dirección al Hospital Miguel Enríquez (La Benéfica).

Otros entrevistados indicaron la posibilidad de un asalto que terminó en homicidio, tras el intento de robarle sus pertenencias. De acuerdo con la publicación, Rencurrel era hijo único y su madre trabaja en la fábrica de tabaco H. Upmann.

Los vecinos también dijeron que los dos presuntos agresores ya fueron detenidos y están bajo investigación en la estación de policía de Luyanó. La víctima residía en el municipio de Centro Habana, indicaron. Varias publicaciones en redes sociales lamentan la muerte de Rencurrel.

Desde hace décadas, el negocio de las parabólicas ilegales se extiende en la capital cubana, como alternativa a la televisión oficialista. A grandes rasgos, funciona cuando el propietario de la antena y del aparato descodificador instala cables hacia varias viviendas cercanas y cobra una mensualidad a los clientes, que va de 250 a 500 pesos cubanos en dependencia de la cantidad de canales y la autonomía del usuario para seleccionarlos.

La señal de estos dispositivos viaja a través de una red muy extensa, particularmente en municipios como Centro Habana, Cerro, Diez de Octubre y la Habana Vieja. Los cables coaxiales van ocultos de un lado a otro de la ciudad.

Solo días antes del homicidio en Luyanó, el mismo medio había reportado el asesinato a puñaladas del joven Malcolm Álvarez Espinosa, en el barrio habanero de Cayo Hueso, presuntamente a causa de un “ajuste de cuentas”. Álvarez recibió una puñalada mortal en la puerta de su casa.

Pese a que los medios gubernamentales no se hacen ecos de hechos violentos o de sangre en el país, los cubanos hablan de un aumento de la inseguridad en las calles, en medio de una de las crisis económicas más graves de los últimos años.

Aunque varios de los incidentes violentos se reportan desde La Habana, incluyendo asaltos y robos, el mes pasado trascendió el caso de un joven cubano de 22 años asesinado en Bahía Honda, provincia de Artemisa. La causa habría sido la sustracción de un teléfono móvil y una suma de dinero en efectivo.

Presuntamente, la víctima, identificada como Osvaldo Morales, recibió varios golpes con una cabilla en la cabeza y siete puñaladas (dos de ellas en el cuello y la arteria femoral), según denunciaron fuentes cercanas al occiso.

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