Así luce hoy el Pio Pio de Cojímar otra instalación abandonada en Cuba(video)
Redacción de CubitaNOW ~ martes 2 de septiembre de 2025

La historia de los Pio Pio’s no es un caso aislado. En cada rincón del país hay instalaciones que alguna vez fueron símbolo de progreso, de vida social o de servicios básicos para la población, y que hoy yacen convertidas en esqueletos de cemento, testigos mudos de la incapacidad gubernamental para sostenerlas.
Un ejemplo doloroso es el Mercado Agropecuario de 100 y Boyeros, en La Habana, que en los años 80 y 90 fue punto neurálgico para el abastecimiento de frutas, vegetales y viandas a la capital.
Allí, miles de familias podían encontrar productos frescos a precios accesibles, en un entorno donde la actividad era constante y los pasillos rebosaban de vida.
Hoy, ese espacio apenas sobrevive entre paredes agrietadas, techos colapsados y un silencio que recuerda más a un campo abandonado que a un mercado.
Las goteras y la falta de higiene son tan visibles como la escasez de alimentos que debería ofrecer.
La infraestructura se cae a pedazos, los locales están vacíos y apenas quedan unos pocos vendedores que, con esfuerzo, intentan subsistir en condiciones precarias.
La explicación oficial es la misma de siempre: no hay presupuesto. Sin embargo, la población denuncia que mientras el gobierno destina recursos a hoteles vacíos o campañas propagandísticas, los espacios esenciales para el pueblo se convierten en ruinas.
El abandono no solo es físico, también es funcional: ya no cumplen la misión para la que fueron creados.
Lo que ocurre en este mercado es reflejo de una realidad más amplia: la destrucción del tejido social y económico.
Desde cafeterías y cines hasta instalaciones deportivas, todas han sido dejadas a la deriva.
El Estado, dueño absoluto de las propiedades, ha demostrado que carece de voluntad y gestión para preservarlas, condenando a generaciones enteras a ver cómo desaparecen lugares que formaban parte de la vida cotidiana.
Cuba se desangra en ruinas, y cada instalación que se pierde no es solo un edificio menos: es un recuerdo, un servicio y un derecho más arrebatado al pueblo.
Fuente: La Tijera, Facebook.