Una tragedia ocurrida en el condado de Monterey, California, ha puesto en el centro del debate la seguridad infantil y el control sobre servicios de cuidado no autorizados. Una madre y su hija fueron arrestadas tras la muerte de un bebé de tres meses en una guardería ilegal que operaban en su domicilio.

María Márquez, de 62 años, y su hija Johanna Márquez, de 35, enfrentan cargos de homicidio involuntario, operar un centro de cuidado infantil sin licencia y poner en peligro la vida de menores. Según las autoridades, ambas tenían bajo su supervisión a aproximadamente 30 niños de distintas edades dentro de una casa en el vecindario de Royal Oaks, sin contar con los permisos requeridos.

La alerta se activó el viernes, cuando una llamada al 911 reportó que un bebé no respiraba en la dirección donde operaba el supuesto centro infantil. A pesar de que los servicios de emergencia llegaron rápidamente y trasladaron al infante al hospital, lamentablemente no pudieron salvarle la vida.

Tras la investigación inicial, los oficiales determinaron que el lugar funcionaba como una guardería clandestina. “Había una cantidad considerable de niños en el domicilio, lo que claramente excedía cualquier límite permitido incluso para instalaciones licenciadas”, afirmó la oficina del sheriff del condado de Monterey en un comunicado.

El hallazgo desató una investigación más amplia sobre las condiciones en las que se encontraba el lugar y el nivel de supervisión que los menores estaban recibiendo. Las autoridades concluyeron que hubo negligencia grave por parte de las responsables, lo que llevó a su detención inmediata.

Actualmente, ambas mujeres se encuentran bajo custodia en la cárcel del condado. La fianza para cada una fue fijada en 50,000 dólares.

Este caso ha generado indignación entre la comunidad local, así como preocupación entre padres que buscan opciones de cuidado infantil en medio de una creciente crisis de acceso a guarderías asequibles y seguras. “Es desgarrador pensar que alguien pueda confiar el bienestar de su hijo a personas que no están capacitadas ni autorizadas para hacerlo”, comentó un residente del área.

La tragedia también ha motivado a las autoridades a lanzar un llamado de atención a las familias para que verifiquen siempre que cualquier servicio de cuidado infantil esté debidamente registrado y supervisado por los organismos estatales. En California, todas las guarderías deben cumplir con estrictas regulaciones que incluyen inspecciones periódicas, límites en el número de niños atendidos y formación especializada para el personal.

La investigación continúa mientras se espera el informe forense que determine las causas exactas de la muerte del bebé. Mientras tanto, las autoridades están evaluando posibles sanciones adicionales contra las acusadas, además de revisar si otros niños bajo su cuidado sufrieron alguna forma de negligencia o maltrato.

Fuente: Telemundo

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