Un arquitecto cubano puso a la venta su casa de un dormitorio en las afueras de La Habana, a pocas cuadras de la playa, mientras espera que compren todas sus propiedades, con el fin de costearse la escapada de la isla.

“Todo está a la venta... Todo”, dijo el hombre, que prefirió ocultar su identidad para hablar sobre sus propósitos con el medio estadounidense National Public Radio​​ (NPR). Comentó que no quería usar su nombre por temor a las repercusiones de las autoridades al hacer públicos sus planes de abandonar el país.  

Él perdió su trabajo como arquitecto durante la pandemia de coronavirus. De igual modo, se queja del empeoramiento tras la medida gubernamental conocida como Tarea Ordenamiento, que eliminó el sistema de doble moneda, pero ocasionó un proceso inflacionario sin precedentes.

Aunque admite que recomenzar una vida fuera no va a resultar algo sencillo, cree que “al menos lo habré intentado”. “Aquí no puedo ni eso”, enfatiza. Cada vez siente más la necesidad de salir. Antes, pedía $15 000 dólares por su casa. Hoy dice que incluso aceptaría $8000.

En declaraciones al citado medio, un corredor de bienes raíces en La Habana dijo que en estos momentos la competencia es fuerte, porque hay muchas propiedades en venta. Solo él, cuenta con más de 2000 listados disponibles. “Si en una manzana hay 24 casas, 20 de ellas están en venta. Y las otras cuatro están pensando en vender”, dice.

Miles y miles de cubanos están tratando de cruzar por tierra de México a Estados Unidos. Solo en el mes de abril, las autoridades estadounidenses registraron a más de 35 000 migrantes de la isla en la frontera suroeste de Estados Unidos, casi tantos como en todo el año fiscal 2021, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

Luego de que el turismo internacional además se desplomara a consecuencia de la pandemia del coronavirus, la crisis en Cuba arrecia con más dureza de la habitual, sobre todo para aquellos que no cuentan con apoyo económico de familiares en el extranjero. Una pieza de fruta o carne cuesta actualmente un 1000 % más que el año pasado, señala el economista cubano Omar Everleny.

“Ahora existe una marcada distinción en la sociedad entre los que viven con un salario estatal, que acaba de subir a unos 50 dólares al mes, y los que reciben ayuda de familiares en el extranjero”, explicó Everleny.

Esta semana, después de un cierre temporal, la embajada de Panamá reabrió sus puertas. Las autoridades de ese país habían impuesto con anterioridad un requisito de visa temporal para los viajeros que hicieran escala en el aeropuerto internacional, salvo aquellos con residencia permanente en Estados Unidos, Canadá y países de la Unión Europea.

Recientemente, añadieron al listado de excepciones a cubanos con residencia en terceros países, pero con cinco años o más de vigencia. Según NPR, la reapertura de la sede consular provocó pronto grandes aglomeraciones de cubanos que pretenden llegar a Nicaragua, país de libre visado para los ciudadanos de la isla, desde donde pueden emprender el recorrido hacia la frontera de EE.UU. Un joven de 18 años, cerca de la embajada panameña, dijo que aspiraba a ser músico, pero la única economía para lograrlo estaba fuera de Cuba.  

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