Una doctora cubana que desertó de la misión médica en Venezuela ha contactado de forma exclusiva a Reporte Cuba Ya para confirmar lo que muchos de amigos y familiares temían: Lisbania Cedeño González se suicidó.
"Se quitó la vida. No pudo más", nos confesó. Pero lo más estremecedor no fue la noticia en sí, sino lo que vino después: "Por eso es que muchos de nosotros decidimos desertar. Para no terminar como ella".
Este testimonio —que por razones de seguridad mantendremos en el anonimato— destapa una realidad que, según denuncia, el régimen insiste en ocultar: el sufrimiento silencioso dentro de las misiones médicas cubanas en el extranjero. Presión extrema, vigilancia constante, maltrato psicológico, separación familiar, sueldos retenidos… y cero apoyo emocional.
Lisbania, joven, profesional, comprometida con su labor, no resistió más. Y su historia no debe ser silenciada.
Nuestra fuente ha compartido imágenes de ella con un solo objetivo: que su rostro no sea olvidado. Que su historia resuene en cada rincón donde aún se glorifican estas misiones como “solidaridad internacional”.
Pero la realidad es otra.
Cuba exporta médicos como si fueran mercancía. ¿Hasta cuándo se disfrazará esto de altruismo?