La noticia de que la población cubana decrece no es nueva, pero lo sucedido en 2020 en esta materia, sí es, como mínimo alarmante.
Datos del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (Cedem), precisan que desde 1979, cada año la tasa de fecundidad (número medio de hijos por mujer) dista de superar los 2,1 necesarios para un adecuado reemplazo.
A esa situación negativa se sumó, en 2020 otra peor, la disminución natural de la cantidad de sus habitantes, pues en ese año que despedimos fallecieron más cubanos de los que nacieron.
Ya Marino Murillo, el “zar del Ordenamiento y las terribles reformas económicas” había explicado, que en los tres primeros meses del 2020 hubo 23 mil 666 nacimientos y 27 mil 269 defunciones, una tendencia que desgraciadamente no varió en todo el año; en total en 2020 vieron la luz 105 mil niños y fallecieron 111 mil personas.
“Ello significa que la población cubana, la cual lleva años decreciendo, biológicamente no se está reproduciendo, porque fallecen más que los que nacen”, precisa una alarmante nota de la prensa estatal.
El problema no queda allí, pues este decrecimiento se adelantó a lo que tenían pronosticado los expertos que creyeron el problema comenzaría a verse en 2024; a lo que responden como causa que “se hayan deteriorado mucho los indicadores y, además, “nacen más varones que hembras”.
Otro aspecto que afecta brutalmente es la emigración de personas, esencialmente jóvenes. Según el Cedem, desde 1959 emigraron más de un millón 500 mil cubanos, dato que puede ser incluso mayor. Además, las proyecciones apuntan a movimientos de ese tipo anuales de entre 40 y 44 mil personas.