El reciente asesinato de Yordis Nariño Delgado, un cubano de 48 años, en Tlaxcala, México, refleja los graves riesgos que enfrentan los migrantes cubanos al intentar llegar a su destino por rutas ilegales. La travesía migratoria hacia Estados Unidos o México expone a muchos a peligros extremos, como la violencia, el secuestro y el crimen organizado.
Nariño, originario de Guantánamo, fue atacado a tiros en la calle Xicohténcatl, en el municipio de Ixtacuixtla, según el medio local El Sol de Tlaxcala. Testigos informaron que dos agresores le dispararon y luego huyeron hacia San Martín Texmelucan, en el vecino estado de Puebla. Las autoridades no han logrado identificar ni detener a los sospechosos, y los motivos del crimen siguen siendo desconocidos.
El cuerpo de Nariño fue hallado sin vida en la vía pública, rodeado de casquillos de bala. Su familia en Cuba, devastada por la noticia, gestionó la repatriación de sus restos con el apoyo de la Embajada de Cuba en México. La representación diplomática confirmó la tragedia a través de un comunicado en la red social X y se mantiene en contacto con las autoridades locales para esclarecer el caso.
Historias como la de Nariño evidencian los riesgos constantes que enfrentan los cubanos que buscan emigrar por fronteras terrestres. La ruta hacia Norteamérica atraviesa territorios controlados por grupos delictivos, donde los migrantes son vulnerables a asaltos, secuestros y extorsiones. En muchas ocasiones, los viajeros quedan atrapados en redes de tráfico humano o son víctimas de asesinatos, como en este caso.
México se ha convertido en un paso obligado y cada vez más peligroso para los migrantes cubanos que intentan alcanzar Estados Unidos. Las dificultades burocráticas y las restricciones de visado empujan a muchos a tomar caminos clandestinos, a menudo sin conocer los peligros que enfrentan en el trayecto.
Los cubanos en tránsito no solo enfrentan los riesgos propios de la ruta, sino que, además, se encuentran sin protección efectiva en caso de emergencias. En territorios inseguros, las posibilidades de recibir ayuda por parte de las autoridades locales son mínimas, y los conflictos con bandas criminales suelen quedar impunes.
A medida que la crisis migratoria en Cuba se agudiza, historias como la de Yordis Nariño se vuelven más comunes, alertando sobre los peligros a los que se exponen aquellos que deciden abandonar la isla por rutas irregulares. La búsqueda de un futuro mejor debe ponderarse con cautela, ya que los riesgos a lo largo del camino pueden costar la vida.
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