Mientras las protestas contra las recientes redadas de ICE sacuden las calles de Los Ángeles, el gobierno de Estados Unidos ha dado un paso inusual: desplegar a 700 marines del 2.º Batallón, 7.º Regimiento de Marines, con base en Twentynine Palms, bajo órdenes del presidente Donald Trump y el secretario de Defensa Pete Hegseth.
Los marines actuarán en apoyo a la Guardia Nacional y las autoridades locales, aunque sin funciones policiales directas, a menos que se invoque la Ley de Insurrección.
La medida busca contener el creciente desorden que ha dejado ya vandalismo contra vehículos oficiales, cierres de autopistas, enfrentamientos con la policía y decenas de arrestos. La decisión ha sido criticada por el gobernador Gavin Newsom, quien la calificó de uso político de las fuerzas militares, y por la alcaldesa Karen Bass, quien sostiene que la policía local puede manejar la situación.
En medio del caos, un video viral ha alimentado la polémica: un joven ondeando una bandera soviética fue captado participando en actos de vandalismo contra un carro patrullero. Imágenes similares han mostrado banderas de México, El Salvador y pancartas anticapitalistas, lo que ha encendido las alarmas sobre la posible infiltración de grupos radicales de izquierda como Antifa o sectores comunistas.
"¿Estamos viendo el verdadero rostro de quienes dicen luchar por los derechos?", preguntan usuarios en redes sociales, mientras el video del joven con la bandera soviética se difunde como presunta evidencia de una agenda más profunda.
Sin embargo, no hay pruebas claras de una coordinación centralizada de grupos comunistas en estas protestas. Según reportes de The Guardian y Wall Street Journal, la mayoría de los manifestantes han participado en actividades pacíficas, y los actos violentos parecen ser obra de pequeños grupos o individuos aislados.
En este contexto tenso, los marines ya están listos para proteger edificios federales y personal de ICE. La situación en Los Ángeles sigue evolucionando, mientras crece el debate sobre si se trata de una protesta legítima desbordada por la violencia o de un intento deliberado de desestabilización por parte de sectores radicales.
Fuentes: The Guardian, Wall Street Journal, AS USA.