Felicity Keeping, una niña de tres años, perdió la vida en Gloucestershire, Inglaterra, tras ser lanzada por los aires por una repentina ráfaga de viento (mini tornado) mientras jugaba en una cama elástica en el jardín de su casa.
El incidente ocurrió cuando una corriente de aire similar a un “mini tornado” levantó el trampolín, de 3,6 metros de diámetro, por encima del seto, haciéndolo volar hacia un campo cercano. La menor fue encontrada inconsciente y trasladada en helicóptero al Hospital Infantil de Bristol, donde falleció días después debido a la gravedad de las heridas.
Testigos describieron el fenómeno como algo inusual y aterrador. Un vecino aseguró haber visto un pequeño remolino de unos ocho metros de ancho cruzando la calle con un ruido comparable al de un tren. El forense del condado, Roland Wooderson, calificó el suceso como “extraordinario, trágico e imprevisto”, destacando que se trató de una muerte accidental.
Subrayó además que Felicity se encontraba bajo la supervisión de su madre, por lo que no existía negligencia parental. Según sus palabras, fue “la peor pesadilla de cualquier padre”.
"Una ráfaga de monstruos", así lo definió el forense, aludiendo a la fuerza y espontaneidad del viento que hizo despegar la cama elástica. A pesar de contar con red de protección, el trampolín no estaba anclado al suelo, lo que facilitó que fuera arrastrado. La familia lo había comprado apenas una semana antes del accidente.
Wooderson explicó que, aunque algunos fabricantes advierten sobre la importancia de anclar estos equipos, muchas familias no son plenamente conscientes del riesgo. También reconoció que, dada la magnitud de la ráfaga, incluso un trampolín con mayor peso o sujeción podría haber acabado desplazado.
Los llamados “mini tornados” pueden formarse en cuestión de segundos por contraste térmico entre capas de aire, especialmente cuando el suelo se calienta intensamente bajo el sol. Aunque no siempre son destructivos, pueden generar vientos suficientemente fuertes como para mover objetos voluminosos, como ocurrió en este caso.
"El juego inocente de una niña se convirtió en una tragedia impensable por un fenómeno meteorológico breve pero devastador". El caso de Felicity sirve como advertencia sobre la necesidad de tomar precauciones adicionales al instalar trampolines, incluso cuando el clima parece estable.
Fuente: Antena 3