El incremento de la delincuencia en Cuba es un tema cada vez más preocupante, especialmente en la capital, donde los casos de robos con violencia e intimidación están en ascenso. Recientemente, el Ministerio del Interior (Minint) informó sobre un caso alarmante ocurrido en La Habana, que involucra el robo de más de un millón de pesos, marcando un nuevo ejemplo de la creciente inseguridad en el país.
El hecho tuvo lugar en el barrio de Alamar, donde una pareja de Mayabeque fue víctima de un asalto tras haber concertado una cita a través de redes sociales. Según el informe policial, la pareja fue contactada por un desconocido a través de WhatsApp, y acordaron encontrarse en el cuarto piso de un edificio. Al llegar al lugar, el delincuente los intimidó con un arma blanca y robó tanto dinero en efectivo como objetos de valor, sumando más de un millón de pesos.
Este tipo de delitos, que antes eran menos frecuentes, están convirtiéndose en una preocupación constante para los cubanos. Aunque el Minint destacó que el delincuente fue capturado tras un proceso de investigación, el incidente resalta la vulnerabilidad de la población ante este tipo de crímenes, que a menudo son organizados a través de plataformas digitales.
La respuesta de las autoridades ha sido rápida. Siguiendo la “legalidad socialista,” el Ministerio del Interior y el sistema de justicia cubano han actuado en consecuencia, enfrentando al acusado con cargos que podrían acarrear una pena de hasta 30 años o incluso cadena perpetua, según el código penal cubano. La identidad del autor no ha sido revelada públicamente.
Este suceso se enmarca en un contexto de incremento de delitos violentos en Cuba, lo cual refleja las dificultades que enfrenta el país en términos de seguridad pública. La crisis económica, que se ha profundizado en los últimos años, ha agravado esta situación, empujando a más personas hacia actividades delictivas. Los robos a mano armada, antes raros, son ahora motivo de temor entre los ciudadanos, especialmente en ciudades grandes como La Habana.