El médico antillano Alexander Raúl Pupo Casas, regresa a las redes sociales a hablar de la realidad del cubano conformista en el que nos han convertido tras más de 60 años de adoctrinamiento.
Cubita Now reproduce sus palabras, de manera íntegra, a continuación:
Hola a todos... "Donde la corrupción y la mentira ganan por abundancia, la justicia y la verdad pierden por escasez". A veces, nuestra capacidad para asimilar los problemas nos impide buscar soluciones alternativas. No centramos más en "aguantar" que en "resolver".
Todos sabemos la realidad. No hace falta un título universitario para darnos cuenta de que transitamos por caminos corruptos desde hace décadas. Sabemos cómo es la vida de quienes ordenan, y como es la de los que cumplen.
Para mí, como cubano que ve a diario las verdades reflejadas en los rostros de las personas es casi imposible no sentarme a razonar el por qué de las cosas... ¿Por qué la mayoría de los ministros son corruptos, por qué el Estado le teme a la verdad y por qué la gente sigue callada?...
Y es que nos hemos encerrado en una burbuja que no solo nos aísla del mundo, sino también de nuestras propias mentes. Para un cubano normal hasta pensar en voz baja le causa temor. Para un cubano normal tener un huevo y un plato de arroz blanco en la comida es suficiente.
Para un cubano normal, cotizar para los CDR es un acto obligatorio, aunque sepa que nada resuelven ya esos organismos. Todavía en pleno siglo XXI hay quien piensa que Cuba es el paraíso y que el resto del mundo es el infierno.
Claro, eso vemos a diario en las noticias que nos imponen. Más, yo me pregunto, será acaso el conocimiento un arma de doble filo?... Bueno, creer o no en las noticias es una cuestión personal, pero de ahí a seguir fielmente una doctrina en la que no crees por temor, para mí no es autoconservación, es cobardía.
Ese es el sentimiento que nos inculcaron, el de cobardes. Cobardes que usan al pueblo para reprimir al propio pueblo, cobardes que malversan los bienes del Estado, cobardes que olvidaron a quienes tienen que servir... Entonces no culpo al valiente, ni lo llamo contrarrevolucionario, ni gusano, ni lacayo, ni mercenario.
Yo culpo al cobarde que lo juzga, que lo enajena, que lo estigmatiza. Culpo a todos los que permiten que atropellen la dignidad de un vecino o un hermano, o un amigo. Culpo al que viendo la injusticia se queda de brazos cruzados, culpo al indolente de la verdad, culpo al protector y precursor de la mentira...
¿Y saben por qué? Porque mientras esos cobardes existan para excluir a los valientes nuestra islita será solo eso,un país de cobardes. Más cuando esos cobardes decidan ser valientes nuestra islita florecerá otra vez y juntos podremos hacer de la Cuba pequeña una Cuba grande otra vez.
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