El joven cubano-canadiense de apenas 19 años de edad, Michael Carey, continúa aislado y sin atención médica en la prisión El Guatao.
El chico, arrestado tras el estallido social del pasado 11 de julio y encarcelado por presuntamente haber roto de una pedrada el cristal de una patrulla, fue aislado porque podría tener hepatitis.
La periodista independiente cubana Mónica Baró Sánchez se hizo eco de la denuncia y explicó que el chico lleva un mes sin tener ningún tipo de comunicación con su madre:
Michael Carey, el joven de 19 años que es cubano-canadiense y fue detenido el pasado 12 de julio mientras estaba sentado cerca de su casa con un amigo, en La Habana Vieja, por supuestamente haber roto de una pedrada el cristal de una patrulla cercana una hora antes, sigue aislado y sin atención médica, según le informaron hoy los oficiales a su madre en la prisión de jóvenes de occidente de El Guatao.
Yvis Abadin recién me contó que los oficiales le dijeron que está aislado porque puede tener hepatitis -la última vez que Yvis hablo con su hijo, hace ya casi un mes, él le dijo que sus compañeros le decían que estaba amarillo- pero hasta ahora no ha recibido la más mínima atención médica.
En la prisión le dijeron hoy a Yvis que “ellos no hacen estudios y para sacarlo al médico eso es un problema”. No le han hecho ningún examen para diagnosticar si efectivamente está enfermo con hepatitis o tiene otro problema y, sobre todo, para tratarlo.
Hay una palabra para esto, una única palabra: TORTURA. A ninguna persona privada de libertad se le puede negar la atención médica. A Michael Carey además le han impedido la comunicación con su madre. Ella no sólo no ha podido verlo de nuevo desde el 12 de julio sino que desde hace casi un mes no ha podido volver a hablar con él.
Si a Michael le ocurre algo, si muere, para ser más exacta, tanto los oficiales de la prisión como el gobierno cubano serán responsables. Serán culpables. Negar a una persona el acceso a la atención médica es matar a una persona.
Dónde está el corazón que el presidente cubano dice que hay que ponerle a Cuba. No está en la familia de Yvis, que para colmo está sin electricidad en su vivienda desde abril, cuando un incendio les arrebató casi todo. No está en las cárceles cubanas, donde se pudren vivos miles de jóvenes cubanos, donde hay ahora mismo más de 500 prisioneros asociados a las protestas del 11 de julio. No está con la hija de seis años de Yusmely, no está con la mamá de las trillizas, ni con la mamá de Yoan de la Cruz, no está con la hija de Isel Fumero.
A esa es la Cuba a la que hay que ponerle corazón. A esa, a la humilde, a la que sufre la injusticia, a la oprimida por la soberbia de la familia Castro. Todo lo demás, los paseos patéticos que están haciendo los dirigentes por barrios donde la pobreza acumula décadas, es propaganda barata. Es burlarse de la gente.
Si quieren demostrar que quieren ponerle corazón a Cuba, liberen ahora mismo a la parte de Cuba más oprimida: sus presos políticos. A todos y a cada uno de ellos. Sin excepción. A los que rompieron cristales de los templos de la exclusión que son las tiendas en MLC y a quienes se manifestaron y a quienes salieron en defensa de menores y mujeres que estaban siendo golpeados y terminaron encarcelados. Libérenlos a todos.
Se llenan la boca de hablar que si en Cuba se atienden a los haitianos emigrantes que viajaban rumbo a Estados Unidos y reciben tratos que nunca antes habían tenido, mientras tienen en las prisiones cubanas a ciudadanos cubanos sometidos a torturas. Son el colmo de la hipocresía, el cinismo y la falta de humanidad.
Y, de una vez: lleven a un médico a Michael y permitan que hable con su madre.
Dos caballos militares se liberaron y corrieron descontrolados por las calles de Londres.
Hace 1 día