El asesinato de Gretel Matos, ocurrido el 13 de junio en plena vía pública del municipio Niquero, provincia Granma, marca el feminicidio número 16 confirmado en Cuba en lo que va de 2025.
La joven de 33 años fue apuñalada por su expareja, Didier Almagro, quien posteriormente se quitó la vida. Este hecho, lamentado por las organizaciones feministas independientes Yo Sí Te Creo en Cuba y el Observatorio de Género de Alas Tensas (OGAT), vuelve a poner en evidencia la extrema vulnerabilidad que enfrentan las mujeres en la Isla.
Gretel deja a dos hijas menores, una de ellas fruto de la relación con su agresor. Testimonios de allegados confirman que Almagro había amenazado en reiteradas ocasiones con matarla si ella se negaba a retomar la relación. Estas señales de alerta, como en tantos otros casos, no fueron suficientes para que las instituciones cubanas intervinieran a tiempo. “Detrás de cada caso hay una vida truncada, una familia afectada y una sociedad marcada por la impunidad”, advirtió OGAT en redes sociales.
El feminicidio de Matos ocurre en un contexto donde el Estado cubano continúa sin reconocer formalmente este crimen en su legislación penal. Aunque en 2024 se aprobó un sistema nacional para monitorear la violencia contra la mujer, la falta de tipificación del feminicidio como delito limita severamente cualquier avance institucional.
Esta omisión dificulta la recopilación de datos, impide estrategias preventivas eficaces y deja a las víctimas sin una red legal de protección.
Casos recientes ilustran la gravedad de la situación: en marzo de 2025, Yanelis de la Caridad Pacheco fue asesinada por su pareja en Matanzas. En mayo, se confirmó el asesinato de Melisa Romero en Santiago de Cuba, también a manos de un expareja con antecedentes de amenazas. Estos crímenes, al igual que el de Gretel, no son hechos aislados, sino el reflejo de un patrón de violencia estructural sin respuesta estatal efectiva.
En lo que va del año, Alas Tensas y Yo Sí Te Creo han documentado 16 feminicidios y un asesinato por motivos de género, con al menos cuatro casos más en investigación. Durante 2024, ambas organizaciones verificaron 56 feminicidios, elevando la cifra a 267 víctimas desde 2019.
“Visibilizar los feminicidios no sólo honra la memoria de quienes ya no están. También es una herramienta vital para exigir justicia y protección real para las mujeres en Cuba”, señala OGAT.
Las organizaciones feministas, pese a la censura y el aislamiento digital, siguen documentando y denunciando estos crímenes. Su labor suple el vacío institucional en un país donde el silencio oficial continúa siendo parte del problema.
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