La crisis económica en Cuba alcanza un nuevo y doloroso nivel: incluso garantizar un entierro digno se ha convertido en un desafío para las familias. En este contexto, el carpintero Israel Galán, residente del municipio Cerro en La Habana, ha encontrado una respuesta insólita pero real si tenemos en cuenta la escasez de ataúdes en la Isla.
A través de un anuncio en redes sociales, ofrece ataúdes personalizados, con precios que van desde los 20.000 pesos cubanos (CUP) hasta los 500 dólares, dependiendo de los materiales utilizados. Su iniciativa, legal pero polémica, revela el deterioro profundo de los servicios comunales estatales.
El colapso del sistema funerario no es un caso aislado dentro de la red de servicios estatales. "El anuncio de Galán ha puesto en evidencia que incluso la muerte se ha vuelto un lujo que muchos cubanos no pueden permitirse", comentan usuarios en redes. Además, el detalle de que los ataúdes deben ser solicitados con anticipación generó un debate ético: ¿cómo prever un acontecimiento inevitable pero incierto? La pregunta refleja la desesperanza de una población atrapada en la precariedad.
En Cuba, todos los servicios funerarios están centralizados bajo control estatal. No existe espacio legal para funerarias privadas, una limitación que ha empeorado la crisis. El monopolio estatal, que en teoría debería garantizar igualdad de acceso, ha fracasado. Los cementerios carecen de recursos, los féretros escasean y los vehículos fúnebres están en condiciones deplorables.
La situación en las provincias es aún más crítica. En Ciego de Ávila, por ejemplo, de 19 carros fúnebres solo funcionan ocho. En zonas rurales de Villa Clara, las familias han recurrido a soluciones desesperadas, como transportar a sus difuntos en carretas o triciclos. Esta imagen desgarradora es un reflejo de la descomposición del sistema estatal.
"La iniciativa de Israel Galán no es un simple negocio, sino una respuesta a la inacción estatal y a la angustia de miles de familias. Su oferta, aunque costosa, proporciona una opción que el Estado ya no puede garantizar," señalan analistas independientes.
Así, en medio de la crisis, los cubanos enfrentan la amarga realidad de que incluso en el último adiós a sus seres queridos, deben depender de la inventiva y el esfuerzo individual para superar las carencias de un sistema colapsado.
Fuente: Periódico Cubano
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