Cuba atraviesa una profunda crisis económica marcada por la escasez de efectivo y un deterioro de las relaciones con Estados Unidos. En medio de este panorama, el gobierno cubano ha intensificado su apuesta por la dolarización parcial, un movimiento que podría agravar la desigualdad en la isla.
Este mes, el país inauguró su primer supermercado en casi dos décadas que acepta pagos en dólares, lo que marca un giro significativo en la política económica de la isla. A pesar de que la tienda ha recibido elogios de aquellos que tienen acceso a la moneda estadounidense, también ha puesto de relieve la creciente brecha entre los que disponen de dólares y quienes dependen del peso cubano.
La tienda, ubicada cerca de un complejo hotelero en Miramar, un barrio popular entre diplomáticos extranjeros, se ha convertido en un punto de referencia para los cubanos con acceso a remesas o dólares. Yuliani González, una de las pocas personas con la capacidad de comprar allí, expresó: “Este supermercado es bastante bueno y la forma de pago también... pero no todo el mundo tiene la posibilidad de comprar aquí”.
El supermercado y otros servicios similares, como la posibilidad de comprar gasolina sin esperar en largas colas o reservar habitaciones en hoteles de lujo, son ejemplos de cómo la dolarización está ganando terreno en la isla. Estos servicios están reservados para aquellos que pueden acceder a divisas extranjeras, lo que acentúa la desigualdad social en Cuba.
El gobierno cubano sostiene que la “dolarización parcial” es una solución necesaria para superar la crisis económica, exacerbada por el embargo estadounidense y las sanciones internacionales. El objetivo es recaudar divisas para financiar programas sociales como la atención médica gratuita, alimentos y transporte subsidiado. Sin embargo, el reciente giro en las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos podría complicar aún más la situación.
Este giro se dio cuando el presidente Donald Trump revirtió una serie de medidas tomadas por la administración Biden que habrían facilitado la adquisición de dólares para la isla. Las nuevas restricciones de Washington implican que la crisis del dólar podría empeorar, lo que aumentaría aún más las tensiones económicas en Cuba.
El economista cubano Omar Everleny subraya que la falta de efectivo en la isla está llevando al gobierno a cambiar constantemente su estrategia para captar divisas. “El equivalente gubernamental del dólar sigue cambiando a medida que se queda sin efectivo para respaldarlo. Necesitan efectivo rápidamente”, señaló.
Desde 2004, las tiendas en Cuba habían aceptado una versión local del dólar, el CUC, que fue reemplazado en 2021 por la MLC (Moneda Libremente Convertible), una moneda digital vinculada al dólar. Esta transición fue parte del esfuerzo por recaudar divisas sin recurrir a la moneda estadounidense en efectivo. Sin embargo, la apertura de supermercados que aceptan dólares en efectivo muestra un giro en la política económica de la isla.
Aunque la posibilidad de acceder a estos productos parece un alivio para quienes reciben remesas o tienen acceso a divisas, esta situación resalta la creciente desigualdad entre los cubanos. Odisbel Saavedra Hernández, una ama de casa que recibe dólares de su esposo en el extranjero, señaló: “Aquí puedes encontrar lo que no encuentras en otros mercados. Está más abastecido. Espero que estos mercados se extiendan por todo el país, pero que otras personas también puedan tener el mismo beneficio que yo”.
La dolarización está transformando la economía cubana, pero también está dejando al descubierto la creciente división entre los que tienen acceso a la moneda extranjera y los que no, lo que refuerza las desigualdades sociales y económicas en la isla.
(Con información de "Reuters")