“¿Quién tiene que resolver el problema? ¿Hasta cuándo tenemos que aguantar vivir en la inmundicia? ¿Creen que una anciana frágil de 98 años y niños, deban estar expuestos a enfermedades tan peligrosas?”, se pregunta una doctora cubana que debe vivir con su patio inundado de aguas albañales.
La doctora Anabel Hernández Ruiz, especialista de Segundo Grado en Medicina Intensiva y Emergencias, termina sus agotadoras jornadas en la Unidad de Cuidados Intensivos del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) y llega a su casa a enfrentar una horrible situación.
“El hedor es horrible en la zona, manifiesta, y abundan todo tipo de mosquitos, arañas, alacranes y ratas. Esto afecta no solo la vivienda de mi abuela, sino la mía, donde viven niños de tres a ocho años. Y la de los vecinos, porque el agua está filtrando los cimientos de las mismas, además de la exposición a enfermedades tales como la hepatitis, el dengue, el cólera, chikungunya, zika y otras relacionadas con pésimas condiciones higiénico-sanitarias”, relata la cubana.
Tras hacer varias gestiones Anabel Hernández terminó escribiendo a la sección Acuse de Recibo del diario JR, angustiada por la falta de respuestas:
“Nos han planteado que no hay recursos, que no hay petróleo… Pasa el tiempo, el agua crece, la fosa empeora al igual que la higiene... Seguimos esperando”, revela.
La cubana, residente en el municipio capitalino de Marianao cuenta que la situación viene ocurriendo desde el 2018, primero el alcantarillado que pasa por detrás del patio de su casa estaba obstruido, luego fue un camión de alta presión, y lo que produjo fue la ruptura de la tubería donde drenan las aguas albañales de su cuadra, lo cual provocó el colapso de su fosa dentro del patio de su casa que sigue así hasta ahora.
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