El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha lanzado una advertencia contundente al gobierno iraní: cualquier intento de asesinato contra Donald Trump o exfuncionarios estadounidenses sería considerado un acto de guerra. Según un informe del The Washington Post, la administración Biden ha dejado claro que este tipo de acciones provocaría una respuesta severa de Washington.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Sean Savett, afirmó que Estados Unidos lleva años monitoreando amenazas iraníes hacia Trump, desde que era presidente. La preocupación no se limita a Trump, sino que también abarca a exfuncionarios de su administración, como John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional, y Mike Pompeo, exsecretario de Estado. Tanto Pompeo como Brian Hook, exrepresentante especial para Irán, continúan bajo protección gubernamental debido a las amenazas en su contra.
Savett reafirmó que cualquier agresión dirigida a ciudadanos estadounidenses, ya sea a funcionarios en activo o a quienes sirvieron en el pasado, sería enfrentada con serias consecuencias. “Si Irán ataca a cualquiera de nuestros ciudadanos, incluidos aquellos que sirvieron anteriormente, las repercusiones serán graves”, subrayó el portavoz.
Biden ha transmitido personalmente un mensaje a los más altos niveles del gobierno iraní, advirtiendo que cualquier conspiración para dañar a Trump o a exfuncionarios podría desencadenar una respuesta militar. Fuentes cercanas a la administración señalaron que el Consejo de Seguridad Nacional ha enfatizado a Irán que cualquier intento de asesinato sería tomado como una provocación bélica.
La tensión entre Estados Unidos e Irán ha aumentado en los últimos años, en particular desde el asesinato del general iraní Qasem Soleimani en 2020, ordenado por Trump. Desde entonces, Teherán ha prometido vengar su muerte, y esta amenaza sigue pesando sobre los exfuncionarios que desempeñaron un papel en ese ataque.
El mensaje de Biden no solo busca disuadir a Irán de cualquier intento de represalia, sino también reafirmar la postura de que Estados Unidos protegerá a sus ciudadanos y exfuncionarios bajo cualquier circunstancia. Esta advertencia llega en un momento delicado, con las tensiones internacionales aumentando y mientras Washington intenta mantener el equilibrio entre sanciones, diplomacia y prevención de conflictos mayores en Medio Oriente.
Con esta declaración, la administración Biden traza una línea clara: cualquier ataque que ponga en riesgo la vida de Trump o de quienes formaron parte de su equipo sería considerado una violación directa a la seguridad nacional y un motivo suficiente para una respuesta militar contundente.
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