Yuli Gurriel, uno de los extraordinarios peloteros que ha nacido en Cuba y quizás el más mediático de ellos, cumplió 41 años la víspera. Grande en las Series Nacionales, grande vistiendo el uniforme de las Cuatro Letras y grande en la MLB, tiene mucho que celebrar.
Su historia deportiva está marcada por una mezcla de talento, perseverancia y éxitos que lo han convertido en un referente tanto dentro como fuera de Cuba. Nacido en la provincia de Sancti Spíritus, Yuli proviene de una familia que respira béisbol.
Es hijo de Lourdes y hermano de Yuni y Lourdes Junior, ambos también peloteros reconocidos, lo que refleja una tradición familiar profundamente arraigada en el deporte. Este entorno familiar fue clave en la formación de Yuli, pues creció en un hogar donde el amor por el béisbol se transmitía día a día.
La trayectoria deportiva de Yuli Gurriel comenzó en las Series Nacionales de Cuba, donde se ganó rápidamente un lugar destacado gracias a su gran desempeño. Apodado “La Piña”, Gurriel supo hacerse un nombre en el béisbol cubano antes de dar el gran salto a las Grandes Ligas.
Su llegada a MLB no fue inmediata; de hecho, debutó con Houston Astros en 2016, cuando ya tenía 32 años, una edad que para muchos jugadores supone el ocaso, pero que para él fue el comienzo de una nueva etapa llena de gloria.
Su perseverancia y disciplina le permitieron superar obstáculos y adaptarse al exigente nivel del béisbol estadounidense. En Houston, Yuli se consolidó como un bateador talentoso y versátil, capaz de contribuir tanto ofensiva como defensivamente.
A lo largo de su carrera en Grandes Ligas, Yuli Gurriel acumuló impresionantes estadísticas: jugó en más de 900 juegos, con un promedio de bateo de .278, casi mil hits y cerca de 100 jonrones. Además, fue pieza clave para que los Astros ganaran dos anillos de Serie Mundial, en 2017 y 2022, y obtuvo premios individuales como el Guante de Oro en 2021 y el título de bateo ese mismo año. Más allá de los números, lo que distingue a Yuli es su resiliencia y profesionalismo, aspectos que lo mantienen activo y competitivo más allá de los 40 años, superando la mayoría de las expectativas.
El impacto de Yuli Gurriel trasciende su carrera individual. Su éxito ha abierto puertas para muchos peloteros cubanos que, inspirados en su ejemplo, buscan oportunidades en ligas profesionales fuera de Cuba.
Su historia también es un símbolo del cambio en el béisbol cubano, mostrando que la pasión y el talento pueden abrir caminos aun frente a circunstancias difíciles. Además, la presencia de su familia en el béisbol, con Lourdes y sus hermanos Yuni y Lourdes Junior, refuerza la idea de un legado deportivo que se construye no solo con logros personales sino con raíces familiares sólidas.
Yuli Gurriel representa una historia de dedicación, sacrificio y triunfo que honra a Cuba y eleva la imagen del béisbol antillano en el mundo.
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