89% de los cubanos vive en extrema pobreza, según informe independiente
Redacción de CubitaNOW ~ jueves 18 de septiembre de 2025

Cuba atraviesa una de las etapas más críticas de su historia reciente, marcada por la pobreza extrema, la falta de libertades y una profunda deslegitimación del régimen.
Según el último informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, el 89% de los ciudadanos vive en condiciones de extrema pobreza, una cifra alarmante que retrata el fracaso de un sistema que, durante más de seis décadas, ha prometido justicia social pero ha entregado miseria.
A esto se suma que el 92% de los cubanos desaprueba al Partido Comunista, único autorizado legalmente en el país, lo que refleja el profundo divorcio entre la cúpula del poder y la sociedad civil.
Pese a la narrativa oficial, que insiste en culpar al embargo estadounidense de todos los males, el informe destaca que gran parte de la población sobrevive gracias a remesas enviadas por familiares desde el extranjero, en particular desde Estados Unidos, país al que el régimen acusa constantemente pero del cual depende económicamente.
Esta contradicción no solo deja al descubierto la hipocresía del discurso gubernamental, sino también la fragilidad de una economía centralizada que no ha sabido generar riqueza ni garantizar lo básico.
La mayoría de los cubanos vive entre apagones, escasez de alimentos, inflación descontrolada y salarios que no alcanzan para cubrir necesidades mínimas. A esto se suma un clima social cada vez más tenso, con jóvenes que no ven futuro en la isla y optan por emigrar en masa, dejando atrás familias fracturadas y una nación en decadencia.
El control del Estado se mantiene a través de la represión, el miedo y la censura, pero la desconexión entre los gobernantes y el pueblo es cada vez más evidente. La legitimidad del régimen se desmorona no solo en lo económico, sino también en lo moral y político.
La población cubana está agotada, no solo de la escasez material, sino también de la imposibilidad de decidir su destino, de hablar con libertad o de aspirar a una vida digna. A pesar del dolor y la desesperanza, la sociedad sigue resistiendo, cada vez más consciente de que el cambio no vendrá de arriba, sino de la presión de quienes, dentro y fuera de la Isla, no están dispuestos a seguir callando ante tanto sufrimiento.