Según un informe reciente de Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, 22 estados de EE.UU. están actualmente en recesión o enfrentan un alto riesgo de entrar en ella. Este análisis se basa en un índice que considera datos de empleo, producción industrial, ingresos personales y permisos de construcción.

Estados como Illinois, Georgia, Washington, Nueva Jersey, Massachusetts y Virginia, que representan aproximadamente un tercio del PIB nacional, se encuentran entre los más afectados.

Las causas de esta crisis incluyen políticas económicas restrictivas, como los aranceles impuestos durante la administración Trump, restricciones a la inmigración y recortes en el empleo federal. Estos factores han afectado especialmente a sectores clave como la agricultura y la manufactura, que dependen de cadenas de suministro internacionales y mano de obra inmigrante.

Estados como Texas y Florida muestran un crecimiento económico sostenido, impulsado por la expansión demográfica y sectores como la tecnología y la energía. Sin embargo, incluso en estos estados, el ritmo de crecimiento está comenzando a desacelerarse.

La situación es más preocupante en California y Nueva York, dos de las economías más grandes del país. Aunque actualmente no están en recesión, ambas enfrentan desafíos significativos. California ha perdido 21.000 empleos netos y su tasa de desempleo ha aumentado al 5,5%, mientras que Nueva York enfrenta una alta carga fiscal y una posible fuga de población.

Aunque la economía nacional de EE.UU. aún muestra signos de crecimiento, la crisis en estos 22 estados podría tener repercusiones a nivel nacional. La falta de una política económica coherente y la incertidumbre política podrían agravar aún más la situación.

Es crucial que se implementen medidas para estimular la economía y evitar una recesión generalizada.

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