La realidad cubana ha vuelto a quedar al descubierto gracias al video publicado por el youtuber estadounidense Adventure Elliot, quien recorrió un solar en ruinas en el centro de La Habana. Su testimonio, acompañado de imágenes impactantes, retrata sin adornos la decadencia del sistema habitacional en la Isla. "Quinientas personas viven aquí", comenta con asombro mientras camina por pasillos estrechos, paredes carcomidas por la humedad y techos a punto de colapsar.

Elliot fue guiado por un residente local hasta una pequeña habitación donde vive junto a su madre, su hijo y un sobrino. No hay agua corriente y el baño apenas se separa por una cortina. Las camas están ubicadas en una barbacoa de madera construida sobre el techo del cuarto. “Así vivimos”, dice su anfitrión, mientras muestra el minúsculo espacio. Cada rincón del lugar grita abandono, precariedad y olvido estatal.

"En cualquier momento esto se viene abajo", advierte Elliot con una mezcla de alarma y tristeza, señalando los techos agrietados y suelos sin mantenimiento. Sus palabras resumen la tensión cotidiana de quienes habitan estos espacios inseguros. La presencia de un extranjero, con una cámara encendida, logra lo que durante años se ha querido silenciar: visibilizar la desesperanza de vivir en ruinas.

No es la primera vez que se denuncia esta realidad, pero el eco global que genera la voz de un youtuber extranjero reaviva la discusión sobre la responsabilidad del gobierno cubano. Mientras La Habana se cae a pedazos, las autoridades insisten en culpar al embargo estadounidense, evitando toda autocrítica. Pero la crisis habitacional es solo una parte del drama nacional.

En otros videos, Elliot también ha mostrado el colapso del transporte público, la falta de gasolina, el hambre y el deterioro del sistema de salud.

“No hay insulina, no hay ibuprofeno. Las farmacias están vacías”, señala. Con respecto a la agricultura, denuncia: “Los campesinos tienen que venderle todo al Estado. Básicamente son esclavos”.

"Lo que vemos no es una manipulación mediática ni propaganda extranjera, sino una Cuba real, donde la vida es una lucha constante por la supervivencia, sin futuro claro y con un presente que duele."

Mientras tanto, el silencio del régimen retumba más fuerte que nunca, como el eco en los pasillos huecos de edificios a punto de derrumbarse.

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