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Delegada del MINTUR en Granma vive en un oasis en medio del desierto: asegura que la Isla es un paraíso

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 12 de diciembre de 2025

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Nancy Estrada Milanés, delegada del Ministerio de Turismo (MINTUR) en Granma, genera indignación y burlas con su reciente promoción de Cuba como destino turístico de ensueño. En sus publicaciones, asegura que la Isla es un paraíso de playas, buena comida y tranquilidad, invitando a extranjeros a visitar un país que, según su relato, no tiene comparación en el mundo. Sin embargo, estas declaraciones han sido calificadas como una muestra de desconexión total con la realidad que viven millones de cubanos.

Mientras la funcionaria describe un panorama idílico, la población enfrenta apagones constantes, escasez de alimentos y medicinas, violencia urbana, epidemias y crisis económicas profundas. Para muchos, las palabras de Estrada Milanés son más que absurdas: resultan ofensivas. La distancia entre la Cuba que pinta el MINTUR y la Cuba que se vive diariamente en las calles es abismal.

Los usuarios en redes sociales no han tardado en reaccionar con humor y sarcasmo. Los comentarios van desde comparaciones ingeniosas hasta burlas sobre la resistencia de la silla donde se muestra sentada la delegada y es que esta señora no sólo puede emular, sino ganar a otras barrigas prominentes de militares y gobernantes en el país.

Esta imagen se ha convertido en un símbolo de la desconexión del oficialismo: un recordatorio visual de cómo algunos funcionarios viven en un mundo paralelo mientras el pueblo sufre.

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Este episodio pone sobre la mesa un dilema evidente: la promoción turística de un país no puede ignorar la crisis social y económica que lo atraviesa. Mientras se invita al extranjero a disfrutar de resorts y playas paradisíacas, los cubanos luchan por cubrir necesidades básicas. La brecha entre el discurso oficial y la vida cotidiana se hace insostenible y provoca que la propaganda se convierta en motivo de ridículo más que en herramienta de atracción.

Además, el caso plantea preguntas incómodas sobre la responsabilidad de los funcionarios públicos. ¿Cómo se justifica vender un país como destino turístico mientras sus ciudadanos enfrentan hambre, apagones y carencias médicas? La situación refleja un desdén por la realidad del pueblo que genera frustración y, al mismo tiempo, se viraliza por la comicidad involuntaria de la promoción.

Fuente: La Tijera


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