Un ataque brutal llevado a cabo por la pandilla "Gran Grif" en Haití ha dejado al menos 70 muertos, entre ellos bebés, y ha vuelto a exponer la creciente violencia que azota el país. El suceso tuvo lugar en la localidad de Pont Sondé, en el centro de Haití, dentro del departamento de Artibonite, una región agrícola clave situada a unos 80 kilómetros al norte de Puerto Príncipe.

De acuerdo con un informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, el ataque ocurrió el pasado jueves cuando miembros de la pandilla, armados con rifles automáticos, abrieron fuego indiscriminadamente contra la población. Entre las víctimas fatales se cuentan 10 mujeres y tres bebés. Además, al menos 16 personas resultaron gravemente heridas durante la masacre, incluidos dos pandilleros que fueron alcanzados en un intercambio de disparos con la policía haitiana.

El ataque no solo dejó un alto número de fallecidos, sino que también causó la destrucción de al menos 45 viviendas y 34 vehículos, lo que obligó a numerosas familias a huir en busca de refugio.

El Ministerio de Salud de Haití se movilizó para asistir a las víctimas, aunque enfrentó grandes dificultades debido a la inseguridad reinante en la zona. "A pesar de la tensa situación de seguridad, las instituciones locales están brindando atención médica a los heridos", señaló un comunicado del Ministerio.

El primer ministro de Haití, Garry Conille, condenó enérgicamente el ataque y expresó sus condolencias a las familias afectadas. En su declaración, aseguró que las fuerzas del orden "intensificarán su respuesta" ante esta creciente ola de violencia. “Este ataque no solo es una tragedia para las víctimas directas, sino también para toda la nación haitiana”, afirmó Conille.

"Gran Grif", considerada la pandilla más poderosa en la región de Artibonite, ha sido responsable de numerosos actos de violencia en los últimos meses. Su líder, Luckson Elan, fue sancionado recientemente por Estados Unidos debido a su implicación en graves violaciones de derechos humanos, incluidos secuestros, asesinatos, y abusos sexuales.

La violencia de pandillas en Haití ha ido en aumento, con una escalada en la brutalidad de los ataques. La ONU estima que más de 3.600 personas han perdido la vida desde el inicio del año debido a la violencia.

En respuesta a esta crisis, una misión internacional de Apoyo de Seguridad Multinacional (MSS) fue desplegada en Haití en junio, con el objetivo de restaurar el orden y brindar asistencia a las fuerzas locales. Sin embargo, tras el ataque de Pont Sondé, la ONU ha solicitado más recursos financieros y logísticos para reforzar la misión.

El primer ministro Conille, en su discurso, envió un mensaje a los grupos criminales que siembran el terror: "A quienes buscan quebrar nuestra determinación, les digo que no someterán a este pueblo que ha luchado siempre por su dignidad y libertad. No renunciaremos a nuestro derecho de vivir en paz, en seguridad y con justicia".

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