La legendaria actriz Verónica Lynn, Premio Nacional de Teatro, ha vuelto a los escenarios habaneros a sus 94 años y lo hace como siempre: por la puerta grande. La artista protagoniza Un domingo llamado deseo, obra escrita y dirigida por Norge Espinosa, que acaba de estrenarse en la sala El Sótano, en el Vedado.

La puesta en escena reúne también al actor Carlos Pérez Peña, junto a Ernesto Pazos, Fernando Ramírez y Joel Sotolongo, en una coproducción del proyecto Trotamundo y Teatro El Público.

A medio camino entre la biografía y la ficción, la pieza narra el regreso de una actriz ilustre a un teatro para recibir un homenaje. Ese acto desencadena un viaje de recuerdos, personajes y pasajes que irrumpen en su presente, convirtiendo la obra en una reflexión sobre la memoria, la permanencia y la capacidad del teatro para atravesar el tiempo.

Más allá del homenaje a Lynn, la propuesta de Espinosa también revisita el valor simbólico de los escenarios cubanos, con sus luces y sombras, y explora cómo cada función deja huellas en la vida de los artistas y en el imaginario colectivo.

Con una carrera que ha marcado generaciones, Verónica Lynn se mantiene como un referente indiscutible del teatro cubano. Su regreso a escena no es un punto final, sino una muestra más de su disciplina, curiosidad y entrega.

Un domingo llamado deseo confirma que la artista no mira hacia atrás, sino hacia adelante, confiando en la fuerza del teatro como espacio de memoria, emoción y continuidad.

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