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Verdugo ovacionado; la gran cárcel aplaude al dictador(video)

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 14 de noviembre de 2025

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No por repetida... ¡la historia es más creíble! De ciencia ficción las escenas del dictador cubano compartiendo con su “pueblo”, que en lugar de pueblo parece un rebaño domesticado. La Leyenda del Barracón de pasados siglos con la realidad actual en Cuba se funden como si fueran la misma tragedia en dos épocas diferentes.

Cuenta la leyenda que en el Barracón los esclavos —hambrientos, agotados y sin esperanza— aclamaban al mayoral mientras este les prometía una ración que jamás llegó. Eran promesas vacías, cadenas cada vez más apretadas y la ilusión como único alimento para soportar la jornada. Esa imagen, que debería estar enterrada en los libros de historia, se proyecta hoy con una crudeza que resulta insoportable.

Porque en pleno 2025, la escena se repite sin maquillaje, sin pudor y sin disimulo. Cambian los nombres y cambian los trajes, pero el guión es exactamente el mismo. En las calles de Santiago Apóstol o en Guantánamo ¡da igual! una multitud hambrienta grita “Caneeeel, Caneeeelll, Caneeeeeeellll” como si fuese una invocación celestial, mientras sus estómagos vacíos gruñen más fuerte que los aplausos forzados.

Son los mismos que sobreviven a base de apagones eternos, agua cuando llega, escasez diaria, viviendas en ruinas y una vida sin destino posible.

Los mismos que han sido moldeados para agradecer lo mínimo, para celebrar la visita de quien es, precisamente, el arquitecto principal de su desgracia. Y ahí está él: el “dios Canel”, repartiendo consignas en vez de pan, promesas en vez de soluciones, migajas emocionales en vez de derechos. Un mago de utilería que convierte la miseria en espectáculo y la obediencia en ovación.

La escena es grotesca, dolorosa y reveladora. Es el retrato de un país reducido a la obediencia emocional, donde el sufrimiento colectivo se convierte en celebración momentánea. Donde se aplaude al verdugo porque el miedo y la costumbre han reemplazado la dignidad.

Cuba sigue atrapada en el mismo ciclo colonial: sumisión, hambre y esperanza manipulada. La leyenda del Barracón no es solo un cuento del pasado. Es la metáfora perfecta de un sistema que ha logrado perpetuar la esclavitud del espíritu, disfrazada de patriotismo, resistencia y gratitud obligatoria.

La historia no es una leyenda.

Es Cuba… hoy.

Fuente: La Tijera



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