El 'Piru' de Santa Amalia, chivatón de alto perfil en Arroyo Naranjo
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 17 de noviembre de 2025
En el corazón del reparto Santa Amalia, municipio Arroyo Naranjo, hay un nombre que provoca suspiros, miradas incómodas y conversaciones en voz baja: El Piru. Para los vecinos, no es un simple personaje del barrio, sino uno de los chivatones más activos y persistentes que ha tenido la comunidad en las últimas décadas. Su presencia no es discreta y tampoco lo es su historial. Todos lo conocen, todos lo evitan y todos saben de qué es capaz.
Durante años, El Piru ha fungido como presidente del CDR, rol que ha utilizado más para vigilar que para ayudar. A eso se suma su reputación como informante de la PNR y del MININT, además de ser parte de las Brigadas de Respuesta Rápida; esas estructuras creadas para intimidar, hostigar y marcar a quienes piensan distinto. Su figura ha sido clave en numerosos episodios de delaciones, operativos y vigilias forzadas que aún muchos recuerdan con rabia o temor.
Pero la debacle del país no perdona ni a los más fieles. Con la crisis golpeando cada vez más fuerte y sin recibir ya las famosas jabitas, diplomas o reconocimientos que antes lo mantenían motivado, El Piru ha tenido que reinventarse para sobrevivir.
Ahora se dedica a fregar carros y motos, oficio con el que intenta ganarse unos pesos mientras mantiene el mismo espíritu vigilante que lo ha caracterizado toda la vida. Los vecinos, entre risas y molestias, dicen que “siempre tiene la lengua en alto”, listo para soltar cualquier cuento que le pueda generar favores o atención.
Como buen “roboilusionario”, frente a su vivienda mantiene un pequeño vertedero de basura que el barrio entero conoce. Esa imagen —la del basurero al pie de su puerta— se ha convertido en símbolo de lo que muchos sienten que representa: deterioro, abuso, desorden e impunidad.
Aun así, los vecinos tienen memoria. Saben quién es y lo que ha hecho. Su historial de delaciones está marcado en la mente colectiva de Santa Amalia, donde la gente se protege entre sí, comparte información y se cuida… pero no precisamente del Estado, sino de él.
En tiempos en los que la crisis aprieta y la desconfianza crece, El Piru sigue siendo un recordatorio viviente de cómo opera el aparato represivo en los barrios más humildes de La Habana.
Del perfil de La Tijera