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Ulises Toirac no detiene su humor: “El secreto oscuro del mosquito: ¿por qué nos odia tanto?”

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 15 de octubre de 2025

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Ulises Toirac, ni en las peores circunstancias desecha el humor. Ahora hace suyo el vil insecto que priva del sueño al cubano y de paso le proporciona serias enfermedades.

"Raudo, silencioso y despiadado, el mosquito aparece en cuanto la luz se apaga. Ese instante en que todos buscan la comodidad de un ventilador o el refugio frente a una pantalla es cuando este pequeño invasor desata su furia. Millones de lugares parecen ampararlo: la casa, la oficina, la calle, hasta el más pequeño rincón donde se esconde. Y él, concentrado en su única misión, se ensaña sin piedad.

"Pero hay un secreto que pocos conocen: el mosquito no odia solo a los humanos. Odia a todos los seres vivientes. No por maldad consciente, sino porque se odia a sí mismo. Es un ser nacido para un destino cruel: pequeño, feo, armado con un aguijón que lo define y una dieta sanguinolenta que lo ata a su misión. No es fuerte como un león, ni elegante como una gaviota. No es astuto como la hormiga ni majestuoso como un elefante. Es mosquito, simple y terriblemente eficaz.

"Ese odio propio lo impulsa a ser incansable. Ataca, pica, persigue. Prefiere morir aplastado por una mano humana que abandonar su instinto de alimentarse. Y así, su furia incontenible se transforma en un enemigo que parece personal: no discrimina, no se cansa, no olvida. Su pequeño tamaño es su ventaja, su fealdad es su sello y su odio propio, su combustible.

"Quizá haya personas que actúan igual. Que, impulsadas por su frustración consigo mismas, descargan su furia sobre el mundo sin un motivo racional. Se lanzan al ataque, molestan, incomodan, persiguen la mínima oportunidad de desquitar su descontento. El mosquito nos enseña, sin quererlo, una lección amarga: a veces, la ira más feroz no nace del odio hacia otros, sino del odio hacia uno mismo.

"Mientras seguimos intentando protegernos con repelentes, mosquiteros o ventiladores, quizás deberíamos mirar a estos diminutos enemigos con un poco de respeto. No porque sean heroicos, sino porque detrás de su insistencia hay una historia de odio, supervivencia y destino inmutable.

"Un pequeño ser que nos recuerda que todos, incluso los más insignificantes, cargan con sus propias batallas internas… aunque nos arruinen el descanso nocturno".


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