El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que la próxima semana recibirá en la Casa Blanca a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelensky, y que también mantendrá una conversación telefónica con el mandatario ruso, Vladímir Putin. El objetivo, según el mandatario, es avanzar en una solución para la guerra en Ucrania.

"Probablemente me reuniré con el presidente Zelensky la próxima semana y también hablaré con el presidente Putin. Me gustaría que esa guerra terminara", declaró Trump desde el Despacho Oval, tras un encuentro con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba.

Esta reunión con Zelensky será la primera desde que Trump asumió el cargo el 20 de enero, aunque ambos ya se encontraron en diciembre en París durante un evento diplomático en el que también participó el presidente francés, Emmanuel Macron.

Trump ha insistido en que el conflicto no habría ocurrido si él hubiera sido presidente antes, reiterando su postura de que su relación con Putin podría haber evitado la invasión de Ucrania. "Putin y yo siempre hemos tenido una buena relación. Es una tragedia que esto haya sucedido. Tantas personas muertas, tantas ciudades destruidas. Nunca debió pasar", afirmó.

Sin embargo, su visión de la guerra no está exenta de controversia. Esta semana, el presidente estadounidense sugirió que Ucrania debería entregar a Estados Unidos tierras raras, minerales esenciales para la industria tecnológica, a cambio de la ayuda militar y económica que recibe de Washington. Esta propuesta ha generado reacciones mixtas, ya que podría interpretarse como una negociación basada en intereses estratégicos más que en un apoyo desinteresado.

Por otro lado, Trump también ha endurecido su postura contra Moscú, amenazando con imponer nuevos aranceles y sanciones, así como con presionar para una reducción de los precios del petróleo en caso de que la guerra continúe.

Aunque Trump ha prometido poner fin al conflicto "de inmediato", hasta ahora no ha logrado avances concretos en ese sentido. Mientras tanto, la devastación en Ucrania sigue en aumento, con ciudades reducidas a escombros y una crisis humanitaria en curso.

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