La administración del presidente Donald Trump ha comenzado a presionar a varios gobiernos africanos para que acepten en su territorio a migrantes de otros países que serán deportados desde Estados Unidos, según revelaron a Reuters dos funcionarios familiarizados con las negociaciones.

Durante una reunión celebrada el pasado miércoles en Washington, Trump planteó la propuesta directamente a los presidentes de Liberia, Senegal, Guinea-Bisáu, Mauritania y Gabón, según confirmaron un funcionario estadounidense y otro liberiano que solicitaron el anonimato. El encuentro fue organizado en parte para abordar este plan migratorio, que busca utilizar a estos países como "terceros seguros" para albergar a migrantes mientras se resuelven sus procesos de asilo en territorio estadounidense.

Según lo informado, Liberia sería uno de los países que ya estaría “preparándose para facilitar” la recepción de migrantes, incluso antes de que sus solicitudes de asilo hayan sido resueltas. A cambio, la Casa Blanca estaría ofreciendo acuerdos comerciales y otras formas de cooperación como incentivo.

Un documento interno del Departamento de Estado, citado por The Wall Street Journal, instaba a estos gobiernos a aceptar la “transferencia digna, segura y oportuna desde Estados Unidos” de migrantes de terceros países. El plan especifica que los migrantes no serían devueltos a su país de origen ni a su residencia previa mientras su caso esté pendiente, evitando así obstáculos legales o diplomáticos en las deportaciones.

Aunque ni la Casa Blanca ni los portavoces de los cinco países africanos respondieron oficialmente a las solicitudes de comentarios, el enfoque ha generado críticas por su impacto potencial en los derechos de los migrantes y por la falta de transparencia.

El sábado anterior, como ejemplo de estas nuevas medidas, ocho migrantes procedentes de Cuba, Laos, México, Myanmar, Sudán y Vietnam llegaron a Sudán del Sur tras perder una batalla legal para frenar su deportación desde EE. UU., según confirmaron sus abogados. Esto sugiere que el plan ya estaría en fase de implementación, al menos en algunos casos.

Durante la reunión con los líderes africanos, Trump declaró que estaba redirigiendo la política de EE. UU. hacia África, pasando de una relación basada en la ayuda a una centrada en el comercio, y afirmó que Estados Unidos es un “mejor socio que China”. También expresó su deseo de “reducir las altas tasas de personas que se quedan más allá del tiempo permitido por sus visas” y avanzar con “acuerdos de tercer país seguro”.

En el encuentro estuvieron presentes Massad Boulos, asesor principal para África, y Stephen Miller, uno de los arquitectos de las políticas migratorias más estrictas de la era Trump. Ambos han impulsado estrategias que priorizan la reducción de inmigración irregular a toda costa, incluso mediante acuerdos con gobiernos extranjeros para externalizar las deportaciones.

Fuente: Reuters

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